Se está escribiendo mucho sobre la entrevista de Risto Mejide a Arcadi Espada en el programa de entrevistas “Chester”. Una vez más tengo la certeza de que somos condenados por la ignorancia y la descalificación de personas que se niegan el derecho a informarse y a conocernos.
Al Sr. Arcadi y a todos aquellos que no nos conocen y dicen cosas incorrectas les escribo esta carta con el objetivo de que empiecen a conocernos.
Llevamos toda la vida recibiendo calificativos marcados por el tono compasivo y lastimero de los mismos. Nos habéis denominado de muchas maneras. Nos dijisteis subnormales y tenía cierta coherencia con vuestras ideas porque creéis que estamos por debajo de vosotros. En otros momentos os inventasteis eso de mongolitos, tan solo porque tenemos los ojos rasgados y la nariz pequeña. Sacasteis lo de tontos y deficientes mentales porque tenemos menos inteligencia. Ahora nos llamáis enfermos, discapacitados y disfuncionales y me pregunto el porqué no nos llamáis por nuestros nombres. Os perdono vuestra poca sensibilidad. Nunca se me ocurriría identificar a los demás por lo que no tienen tan desarrollado, pero paso.
Habláis mucho de inclusión, de que compartamos espacios y tiempos y para mí es otro sinsentido. Es cierto que estamos en las aulas con compañeros llamados normales y estudiamos y llevamos las tareas hechas y a ellos les dais un título al finalizar sus estudios y a nosotros no. Nos invitáis a seguir formándonos y no sabemos cómo ni dónde. Además, nos encontramos con algunos profesores que no saben y se quedan en reducir y no en adaptar lo que nos vendría bien aprender. Menos mal que cada día son menos. Eso no es incluir, eso es seguir marginando en medio de los demás. Si todos los docentes apostasen por nuestra formación, otro gallo cantaría.
A medida que cumplo años me voy dando cuenta que somos bastantes las personas que no cumplimos eso que denomináis normalidad. Existen asociaciones muy variadas que intentan completar lo que el Estado no siempre cubre. Las hay que buscan subvenciones para pagar carísimos tratamientos y medicinas, otras planifican actividades para que no nos pasemos todo el día encerrados en las casas porque a nosotros nos echan pronto del sistema educativo. Otras montan talleres y pequeñas empresas para que podamos ganar algo de dinero y las hay que organizan actividades de ocio. Sueño con el día en el nos unamos las familias y los docentes y pidiéramos una ley de inclusión real en la que se recogieran los aspectos educativos, sanitarios, laborales, de vivienda, etc. Nos harían caso porque somos millones de votos, si contamos a nuestras familias.
En los medios de comunicación nunca he visto a ningún denominado discapacitado maltratar a un compañero, ni a animales, ni montar un ataque terrorista, ni diseñar armas de destrucción masiva, ni ordenar bombardeos de ciudades, ni vender drogas asesinas que trastornan la mente de los jóvenes. No robamos el dinero público de las instituciones, ni dejamos sin casa a los que perdieron el trabajo o fueron engañadas por desalmados normales…Creo que nos iría mejor si se nos conociera un poco mejor y se nos imitase.
Sres. Arcadi y Risto les invito a pasar un fin de semana en mi casa, les presentaré a mi familia y a mis amigos y les enseñaré algo de Extremadura que es preciosa y de paso hacen las paces.