En 1975 la ONU formula las Normas Uniformes sobre la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad en la que se cita como derecho fundamental la dignidad de la personas, de lo que se derivarán el resto de los derechos. En 1978 la Secretaría de Educación del Reino Unido publica el informe Warnock que populariza el término Necesidades Educativas Especiales y sustituye al de Educación Especial.
Después se celebra en Dinamarca la conferencia Una escuela para todos en el que se hace hincapié en la individualización y se comienza a hablar de escuela inclusiva que acepta a todos los alumnos como básicamente diferentes, sean cuales sean sus circunstancias personales y sociales.
Vamos mejorando, con ilusión y lentitud, etapas en las que la atención al alumno con diversidad funcional ha sido muy difícil, llena de grandes esfuerzos, con profesionales implicados y con recursos escasos y diversos.
La educación de cualquier alumno se sustenta en los principios de justicia e igualdad y se puede conseguir si se concibe como un alumno más de la Sociedad y, en caso de necesitar medidas diferentes o complementarias, éstas deben llevarse a efecto allí donde el alumno mejor se forme con el resto de los compañeros de su edad.
La educación es algo vivo, que se va adaptando a los nuevos tiempos con los avances que estos proporcionan. La educación se desarrolla de un modo desigual en España porque no todas las regiones cuentan con los mismos medios para seguir avanzando en una educación basada en los principios de justicia e igualdad, y completada con los de normalización e inclusión.
Sigo apostando y animando, después de no pocos años trabajando en educación, a una educación junto al resto de las personas de su edad, como uno más de la sociedad. La época actual así lo aconseja desde una perspectiva educativa y científica, pero se hace necesaria una reflexión sobre cómo hacerlo para seguir salvaguardando el derecho fundamental de tener un centro para formarse como ciudadanos de pleno derecho.
La mejor educación es aquella en la que cada alumno tiene su espacio, con sus cualidades y potencialidades, con sus dificultades y carencias, sintiéndose parte de una sociedad plural y cambiante. La unión de las familias, centros, profesionales, alumnos, instituciones educativas y la Sociedad, en su conjunto, debe fomentar el avance hacia una educación en la comunidad, aprovechando todos los recursos existentes.