Cuando un gobernante incita a la violencia, saltándose el orden constitucional y las leyes establecidas, debe actuar el Estado para poner fin a la violencia y a su responsabilidad incumplida como gobernante. Si un Presidente, Quin Torra, corta una vía pública manifestándose en contra del Estado y lo hace con el agravante de la violencia debe ser suspendido como tal.
Ha llegado el momento. Miles y millones de personas están y estamos padeciendo el radicalismo de aquellos, y también son muchos miles, que se saltan el Estado de Derecho para imponer sus opiniones exentas de diálogo. Se ha querido dialogar en estos años de democracia y lo han querido hacer desde Adolfo Suárez hasta Pedro Sánchez, pasando por Felipe González, José María Aznar, José Luis Rguez Zapatero y Mariano Rajoy, pero ha sido imposible.
El único diálogo posible ha sido un monólogo en el que se pedía insistentemente la independencia, sin atender al gran colectivo que formamos la sociedad española y catalana. Así fueron todos esos años, en los que la educación estaba amañada y falseada, en el que ser español y hablar en castellano estaba perseguido. Es curioso ver en estos años como una mitad ha silenciado a la otra mitad y el Estado lo ha dejado pasar o lo ha tapado.Ha llegado el momento de dar voz al que le quitaron la palabra.