Feliz día del maestro 2020.
Ha sido y está siendo una etapa muy difícil para todos. El virus, la pandemia, el confinamiento, nos han cambiado nuestra manera de vivir. El mes de marzo de 2020 detiene la vida en España y en gran parte del mundo durante unos días, y a partir de ahí muchas cosas han de adaptarse. La educación es uno de los sectores más afectados. Se pasa de lo presencial a lo desconocido en un primer momento y con mucho esfuerzo y mejor voluntad se encara y se da forma.
Pasamos a las plataformas educativas, a la formación online, a las videos clases, a las adaptaciones metodológicas, de contenidos, de evaluaciones y calificaciones. Horas y más horas de trabajo para poder seguir con una formación muy complicada y para la que no se estaba preparado, pero los maestros siempre han estado al lado del alumno y de las familias y esta vez no podía ser menos.
¿Y quiénes son estos profesionales que con tanta facilidad criticamos y cuestionamos y que, al mismo tiempo, queremos y admiramos?
Maestro es la persona que domina un arte, un oficio, una ciencia. Los tenemos de la construcción, del deporte, del arte, de la carpintería y de un largo etcétera, pero se lleva la palma, si me lo permiten, cuando se aplica al oficio y al arte de la educación de otras personas, de niños y jóvenes.
Los Maestros son profesionales de la enseñanza. Nos introducen en el apasionante mundo de las letras y de los números, nos transmiten conocimientos aprendidos en sus años de estudios, nos enseñan a pensar y a razonar más allá de las palabras y de las ideas. Nos hacen sentir la emoción de lo nuevo, la satisfacción por el esfuerzo realizado y por la labor bien hecha, nos ayudan a no quedarnos en la inmediatez del aquí y del ahora y a ir más allá de lo que percibimos y captamos por los sentidos. Son los que nos orientan a la hora de encajar nuestros primeros fracasos y frustraciones académicas.
Maestros que nos enseñan a vivir y a expresar sentimientos, a formular miedos e ilusiones, a buscar soluciones a esos problemas que se presentaron en nuestros primeros años de vida.
Los Maestros siempre están presentes porque influyen en las maneras de comportarnos, de pensar, de leer y entender la vida, de querer a los demás y a nosotros mismos. Nos alimentan la creencia de ser iguales ante la ley, que se debe apoyar más a los débiles y que es tarea de todos hacer un mundo más justo. En estas líneas me baso para pedir más inversiones en Educación, es la única vía para conseguir una Sociedad justa de ciudadanos justos.
A todos los maestros, también a los que no aciertan con sus métodos y formas, dedico mis palabras nacidas del más profundo y sincero agradecimiento personal y con el permiso de ellos lo hago extensible a todos los docentes, sean de la disciplina que sean y de cualquier etapa formativa laboral.