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José María Fdez Chavero

Psicología y Vida

Afrontar el suicidio

El día que la familia emigraba a Madrid, les dijo a los padres que iba a la ermita a despedirse del santo y nunca más volvió. Dejar el pueblo y enfrentarse a la ciudad le sobrepasó y encontró la solución en la muerte. Han pasado unos años y deseo recordarle en estas líneas. Sus padres no se perdonaron el no darse cuenta de lo que vivía su hijo, pero es muy difícil saberlo y no debemos culparnos.

El suicidio es un grave problema, especialmente entre los adolescentes y por ello me centro en este tema. No existe un único motivo para el suicidio, pero suele estar motivado por el deseo de terminar con el sufrimiento, la soledad y aislamiento. Piensan que da igual vivir o morir, que nadie lo notará. No pueden afrontar sus problemas y ven ahí la única vía de escape.

El suicidio está plagado de mitos que conviene desterrar. El primero es el de ‘las personas que hablan de suicidarse nunca lo harán’ porque casi el 80% han comentado previamente su intención. El segundo es ‘el hablar sobre el suicidio con una persona con esta tendencia provocará que lo intente’. El preguntar sobre las intenciones suicidas le hace ver que alguien se preocupa por él y su sufrimiento. Un tercero es ‘todos los suicidas desean morirse y nada se puede hacer’, pero lo cierto es que la mayoría se muestran indecisos entre morir o vivir y muchos buscan ayuda antes de cometer el acto suicida.

El mito de que es un acto impulsivo no es cierto porque casi todos son planificados. No debemos creer que si una persona ha intentado suicidarse no lo volverá a intentar, porque la mayoría tenía antecedentes. También es incierto que cuando la persona mejora en su estado de ánimo, el peligro de suicidio desaparece, porque casi todos los actos suicidas ocurren con la mejoría; es como si hubiese conseguido las energías para intentarlo.

Los mitos debemos desterrarlos y sustituirlos por las señales de aviso. Entre ellas, el haberlo intentado previamente, el hablar de suicidio como una manera de afrontar las dificultades, el suicidio de un amigo, la relación con drogas o alcohol. El suicidio puede estar cerca cuando habla mucho de esta posibilidad, cuando regala sus posesiones, hace testamento, escribe sobre la muerte, escucha continuamente música triste, lee historias trágicas, realiza planes sobre cómo cometerlo.

Ante esto, ¿qué hacer? Lo primero es tomar el asunto seriamente, responder a la petición de ayuda, ofrecer apoyo y comprensión sin minimizar el problema que le agobia. Si se tienen sospechas, lo más adecuado es interesarse por sus sentimientos, por su estado de ánimo y si se consigue su confianza, preguntarle si ha pensado en suicidarse. No hay que temer la posibilidad de hablar de ello porque es un paso adelante.

Escúchale, demuestra interés, no ofrezcas sermones moralistas ni hables del daño que puede causar. No parecer asombrado ni despreciar la situación y no decir frases del tipo ‘deberías estar agradecido por lo que tienes’ porque aumentarías el sentimiento de culpa. En esos momentos no se le puede dejar solo y pedir ayuda a un profesional.

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Sobre el autor

La solidaridad, la tolerancia y la justicia son valores imprescindibles para lograr una sociedad mejor para todos. Somos ciudadanos del mundo con el derecho a vivir y a ser respetado. Este blog quiere ser lugar de encuentro entre la Psicología y la Vida de todos los que lo deseen. Es posible hacer un mundo más justo.


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