La educación de cualquier alumno se sustenta en los principios de justicia e igualdad y se puede conseguir si se concibe como un alumno más de la Sociedad y, en caso de necesitar medidas diferentes o complementarias, éstas deben llevarse a efecto allí donde el alumno mejor se forme con el resto de los compañeros de su edad. También se han de seguir creando alternativas educativas adaptadas que posibiliten la educación digna de todos los alumnos.
La educación es algo vivo, que se va adaptando a los nuevos tiempos con los avances que estos proporcionan. La educación se desarrolla de un modo desigual en España porque no todas las regiones cuentan con los mismos medios para seguir avanzando en una educación basada en los principios de justicia e igualdad, y completada con los de normalización e inclusión.
Sigo apostando y animando, después de no pocos años trabajando en educación, a una educación comunitaria junto al resto de las personas de su edad, como uno más de la sociedad. La época actual así lo aconseja desde una perspectiva educativa y científica, pero se hace necesaria una reflexión sobre cómo hacerlo para seguir salvaguardando el derecho fundamental de tener un centro para formarse como ciudadanos de pleno derecho. El debate no es el dónde sino el cómo.
Cuidar el cómo debe garantizar que no se quede ningún alumno sin su lugar adaptado a sus características. La mejor educación es aquella en la que cada alumno tiene su espacio, con sus cualidades y potencialidades, con sus dificultades y carencias, sintiéndose parte de una sociedad plural y cambiante. La unión de las familias, centros, profesionales, alumnos, instituciones educativas y la Sociedad, en su conjunto, debe fomentar el avance hacia una educación en la comunidad, aprovechando todos los recursos existentes.