¡Cómo se echan de menos! La vida nos ha cambiado en todos los aspectos. El fin de semana del 14 de marzo marca un antes y un después y lo hace incluso en las manifestaciones y gestos sociales y familiares. ¿Cómo imaginar que chocar las manos, danos un abrazo o un beso nos lo estaban arrebatando? Formaban parte de nuestra identidad, de nuestro día a día. Volverán y mientras eso ocurre vamos a recordar algunos, porque son infinitos, para darlos con la imaginación y los recuerdos.
El beso cargado de cariño y ternura al hijo pequeño que te mira con ingenuidad y gratitud. Son limpios e inagotables, nunca cansan y siempre reconfortan. El del hijo que agradece parte de lo que se le dio y te deja cargado de paz y satisfacción, con la sensación de la labor bien hecha. Besos familiares, de padres y madres entregados. De hermanos y sobrinos… se les echa tanto de menos.
Los hay suaves e impregnados de respeto, admiración y amor a esa persona secuestrada por el dolor, la enfermedad. Besos que desean liberar del sufrimiento a la persona amada. Está el repetitivo y apasionado, que desea vaciarse por completo en el ser amado, buscando una íntima unión de cuerpo y espíritu.
Los hay no sentidos, que responden a una obligación social y terminan igual que se iniciaron, aunque algunos pueden ser el comienzo de una nueva relación. Hay besos que señalan y entregan al amigo confiado, van cargados de envidia y complejos y arruinan la vida de quien los da. Los tenemos de veneración a Dios y a esa Madre a la que tantas veces acudimos buscando la paz o el consuelo perdido.
Están los miles y millones de besos diarios lanzados al viento en los andenes de las estaciones de trenes y autobuses o en los ventanales de los aeropuertos. Buscan el paso del tiempo a mayor velocidad para nuevos encuentros. Estos besos de despedidas soportan tanto amor y frustración que producen un fuerte y desconsolado dolor.
No podían faltar esos besos que manchan de saliva y lágrimas las fotografías de quienes no están físicamente presentes aunque los tenemos en lo más íntimo de nuestras vidas. Besos infinitos de miradas perdidas y corazones calientes.
Los mejores son los que tenemos en nuestros corazones y te invito a darlos con el recuerdo y la imaginación.