Días de fiestas y familias, de vacaciones y descansos, de encuentros con las personas que más queremos. Lo hacemos con regalos y comidas elaboradas con cariño y esmero. Muchos recordamos la grandeza de un Dios hecho hombre desde el amor y la humildad, con el deseo de hacer un mundo más justo y solidario, en el que la tolerancia y la esperanza sean signos de identidad. Son días de sonrisas y alegrías, de ciertas prisas y agobios para adquirir los últimos detalles para esa celebración que llevamos días soñando y preparando. Días de gozos.
También existen las Navidades repleta de los recuerdos por los que no están, la de los que padecen alguna enfermedad y sufren la impotencia de un cuerpo frágil, la de los incomprendidos por los demás, la de los que buscan de manera infructuosa un trabajo que no llega o no satisface. Navidades surcadas por las luces de colores y los ruidos estridentes de las ambulancias, de los coches de bomberos y de policías que mantienen con fidelidad el servicio a los ciudadanos. Días de lágrimas.
Se repiten las campañas de recogidas de alimentos, ropas y juguetes para ayudar a los menos favorecidos y siguen las manos extendidas de los que no tienen nada para comer y buscan la ayuda del que pasa a su lado. Está el que cierre la puerta de casa para encontrarse solo o del que sube a su coche cargado de alcohol o de drogas que dinamitarán sus vidas y la de los demás. Demasiados hombres, mujeres y niños miran al cielo, no para ver la luz del sol, sino para ocultarse del bombardeo incesante. No podemos olvidar tampoco a los que se toman el somnífero para que la noche pase sin darse cuenta y lo antes posible. Se entristecen los padres que no pudieron reunir a la familia y recuerdan con nostalgia las celebraciones de años anteriores.
Navidades, fiestas de infinitas emociones y sentimientos, de recuerdos alegres y algunos tristes, de sueños e ilusiones difuminadas por el tiempo, de sinceras promesas para el nuevo año. Son días de niños perplejos por las fantasías de unos mayores que luchan a diario para que sean felices. Mis recuerdos especiales para los fallecidos, para las mujeres asesinadas por quienes le robaron violentamente sus vidas y para las víctimas de las guerras.
Deseo que descubramos y reencontremos el ánimo para ser mejores personas, para cuidar y querer a los que tenemos a nuestro alrededor, para facilitar la vida a los que de alguna manera dependen de nosotros y para cuidar este planeta en el que habitamos, entonces será Navidad y para ello todos somos necesarios. Feliz Navidad y 2025.