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José María Fdez Chavero

Psicología y Vida

Avaricia

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La avaricia es el deseo desordenado de acumular riquezas y corremos el riesgo de sucumbir a ella. Pensamos que solo algunos flaquean ante tan atractiva llamada de la condición humana y no es así. Son o somos muchos, aunque cueste reconocerlo, y nos parapetamos en el “yo no lo haría”.

En la avaricia existe la igualdad en sexos porque bastantes mujeres y hombres eligen el poseer a la honorabilidad. Está presente en todas las edades y no se detiene por el lugar del nacimiento. Tampoco nos diferencia el ser o no creyente, o religioso o seglar, ni el pertenecer a alguna “casta o ser del pueblo llano”. Cada uno puede desarrollar un afán desaforado y descontrolado por tener más, por subir de categoría en su vida, sea como sea.

La virtual diferencia entre unos y otros se encuentra en el tipo de riquezas al que se tiene acceso y se puede aspirar. A modo de ejemplo y sin ánimos de ofender. El que maneja fajos de billetes se regala sobresueldos no autorizados, el que se percata de un recuerdo familiar hace que desaparezca en un cajón de su casa, el que coge una fotocopiadora sin control de copias fotocopia los apuntes de sus hijos gratis o el temario de las oposiciones del sobrino y así en un interminable etcétera de situaciones.

Este parece un mal endémico de nuestra sociedad, alimentado por una enfermiza envidia que nos mantiene en estado de alerta sobre los demás y sus posesiones y no somos capaces de frenar hasta que conseguimos lo que deseamos. Un refrán muy conocido nos dice que la avaricia rompe el saco porque no tiene límites y destrozamos la decencia personal.

El reconocer esta inclinación ambiental y cuasi genética de nuestra condición humana no es motivo de depresión, tampoco para justificar a los que nos caen bien, a los amigos o familiares que se les pilla. Sí debe ser un acicate para dejar actuar a la justicia, que también puede ser avariciosa, para elegir bien a las personas en quienes confiar.

Ser avaricioso es una realidad excesivamente presente, querer ser honrado es un deseo que nos ayudaría a vivir mejor y a ser más feliz. Es apropiado preguntarse hasta dónde sería yo capaz de engañar a los demás. No ser consciente de ello es el primer paso para caer en las garras de la avaricia y convertirse en alguien que genere desconfianza y desánimo a su alrededor. Dedico estas líneas a las personas honradas.

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Sobre el autor

La solidaridad, la tolerancia y la justicia son valores imprescindibles para lograr una sociedad mejor para todos. Somos ciudadanos del mundo con el derecho a vivir y a ser respetado. Este blog quiere ser lugar de encuentro entre la Psicología y la Vida de todos los que lo deseen. Es posible hacer un mundo más justo.


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