Vivimos en un mundo lleno de contradicciones sociales y personales, defendemos con ímpetu cuestiones que aplicadas a otras áreas pasamos por alto. Es evidente que nunca puede ser una razón justificativa el que “de siempre se ha hecho” o “de toda la vida ha habido personas así” y voy a poner algunos ejemplos de actualidad.
Siempre hemos tenido varones violentos maltratadores y violadores, que han abusado de otros varones más débiles, pero sobre todo, de mujeres para obtener beneficios propios basados en el delito y en la falta de respeto. Pero esto no justifica ni un solo de sus actos ni de los casos. Tampoco se justifica el maltrato al maltratador, la justicia “por nuestra cuenta” aunque sea lo que desearíamos.
Sensibilizados con los necesitados de nuestras calles y nos asustan los necesitados de otros países y al revés. Cuántas incongruencias.
Padres y madres desconfiados de los docentes de sus hijos, que idolatran a éstos y se creen todo lo que dicen y que lo demuestran con insultos y agresiones hacia el profesor. No debemos justificar a más padres y madres descontrolados y abusadores, aunque sea una minoría.
Siempre han existido maestros y profesores que hacían del castigo verbal y físico su principal herramienta terapéutica y debemos denunciarlo. NO debemos justificar a ninguno de los docentes antipedagógicos y dañinos, aunque sea una minoría.
Pacientes pesados, sanitarios con poca paciencia, pacientes con descaro y descalificadores, sanitarios prepotentes y poco empáticos…ambas poblaciones son minoritarias y a extinguir.
Alimentamos medios de comunicación que hacen de la burla y de la descalificación hacia los demás su principal fuente de audiencia. Partidos políticos que condenan a otros mientras ellos hacen prácticamente lo mismo. Hablamos del derecho a una educación inclusiva y nos quedamos en palabras rimbombantes y vacías de contenido real.
Estos ejemplos requieren leyes justas y sus aplicaciones, pero sobre todo lo que están pidiendo a grito es una sociedad que forme ciudadanos justos y de esto nos encontramos muy lejos.