En marzo se cumplieron 25 años desde que se editó ‘Goo’ y, en este mes que comienza hoy (julio), se cumplen 27 y 28 años de la publicación de ‘Daydream Nation’ y ‘Sister’, respectivamente. Motivo más que suficiente para hablar de la trayectoria profesional de uno de los grupos más influyentes de la historia del post punk: Sonic Youth.
La historia de estos neoyorkinos es una de las más inverosímiles del rock underground estadounidense de los años ochenta. Era la década prodigiosa de la expansión por todo el territorio internacional de la electrónica, apadrinada por Kraftwerk y Can y retocada y perfeccionada por New Order, Pet Shop Boys y Depeche Mode, entre otros.
El rock permanecía a la sombra del post-punk, en la que R.E.M. y Hüsker Dü eran las formaciones de mayor relieve del género convencional en términos de estructura de la canción y melodía. Sonic Youth emergió en una ola en la que los sonidos eran brillantemente puros y de excelente acústica, pero sus integrantes maduraron en la esfera del proto-punk de Black Flag, The Fall, The Stooges y Velvet Underground.
Búsqueda del propio patrimonio
Este escenario conmovió a la formación a la hora de desarrollar su particular sonido, muy alejado de las pretensiones convencionales del rock&roll tradicional. Tomó prestado el ruido experimental de la Velvet Underground y The Stooges y la estética post-punk de New York para sellar un estilo vanguardista, que influyó en muchos géneros como el post-punk, rock experimental y el indie-rock, que comenzó a gestarse en aquella época.
Siempre fueron auténticos activistas de la disonancia, retroalimentación y afinaciones alternativas que crearon un nuevo paisaje sonoro, un hecho que redefinió los recursos de una guitarra eléctrica. Desde que en 1983 publicaron su primer álbum (‘Confusion is Sex’), la formación neoyorkina no ha parado de cocer su propia personalidad, que no llegó a diseñarse hasta ‘EVOL’ (1986), su tercer disco de estudio.
Pero no fue hasta un año después cuando gestaron la que, hasta la fecha, fue su mejor obra. ‘Sister’ acaparó todos los elogios de los medios de comunicación americanos, incluida la revista Rolling Stone. Fue cuando perfilaron su identidad, con ritmos más vertiginosos, llegando por momentos a estados de auténtico desequilibrio instrumental y sonidos que transportan la mente a un estado histérico. Tanto es así que, el tema que abre el álbum, se titula Schizophrenia.
Efervescencia en el núcleo artístico
A partir de ahí, el matrimonio Kim Gordon y Thurston Moore, junto al resto de integrantes de la banda, comenzaron a cosechar éxitos tras otros. ‘Daydream Nation’ les elevó a la categoría elitista del rock internacional, con innumerables reconocimientos y auténticos referentes del noise-rock. El sonido comenzó a difuminarse, a ser más oscuro, hermético y sucio, pero con más sensibilidad para la audiencia, que llegó a convertir a los americanos en un tornado de ventas en comparación a sus anteriores trabajos.
Desde entonces, Sonic Youth se transformó en algo más que un grupo de música. Estaban a la vanguardia del arte pop y sabían de la importancia de jugar con su estética para acaparar la atención de los más modernos de la época. Eran conscientes de su ascensión y la portada del disco ‘Goo’ (1990) reflejaba la estética del rock alternativo de finales de los 80’s. La ilustración del artista Raymond Pettibon consiguió que la frontal, junto a la de ‘Nevermind’ de Nirvana, fuera una de las más reconocidas e impactantes de la década siguiente.
Los dos personajes que salen ilustrados son reales. Se trata de Maureen Hinley y David Smith, hermana y cuñado de Myra Hindley, la asesina en serie que en los años 60, junto a su marido, Ian Brady, fueron conocidos como “los asesinos del Páramo“. El dibujo retrata a Maureen y David camino del juicio, donde actuaron como testigos.
Encuentro misterioso con el flamenco
Ese fue el punto álgido y de inflexión de la banda, sin lugar a dudas. La formación atravesó un periodo de grandes dificultades, en la que miembros del grupo abandonaron filas y los discos siguientes no terminaron de cuajar en el mercado. Tras unos años de reflexión, retornaron con un sonido renovado y más fresco, con dos discos de altura que recordaron a los Sonic Youth nóveles.
‘Rather Ripped’ y ‘The Eternal’ enderezaron el rumbo, pero sin perder la idiosincrasia de su interés experimental, que llegó a extrapolarse al flamenco cuando los Youth conocieron a Enrique Morente. Lo que sucedió el 2 de febrero de 2010 en el Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles sintetiza el arte innovador de Sonic Youth, más allá de la música rock y más cercano al arte conceptual. “Enrique Morente busca ampliar los límites del flamenco y nosotros los del rock. Es el vínculo que nos ha llevado hasta aquí”, explicaba Lee Ranaldo, voz y guitarrista de los Sonic tras la exhibición conjunta.
El 14 de octubre de 2011, la discográfica Matador Records anunció que, después de 27 años de matrimonio, Kim Gordon (cantante y bajista) y Thurston Moore (cantante y guitarrista) se separan. Pero eso, bajo ningún concepto, supuso la ruptura profesional de la banda que se formó en 1981 en la Gran Manzana. Incluso, ese mismo año, firmaron la banda sonora de la película francesa ‘Simon Werner a Disparu’, donde no pierden ningún ápice de su personalidad.
En una ruta tan fascinante como peligrosa, a Sonic Youth le quedan ganas de seguir innovando su música con arte contemporáneo, porque renovarse es cuestión de interés y fe en lo que se hace, y ahí tienen un coto privado y privilegiado en la que la razón juega un papel más importante que el amor.