La Zarza nos recibía a las 8.30 de la mañana con cielos nublados, música extremeña y unas deliciosas rosquillas para endulzar la salida. Hasta la localidad pacense (de 3.600 habitantes y a 26 kilómetros de Mérida) llegaban este domingo 1.500 senderistas de toda Extremadura, atraídos un año más por la belleza de su ruta ‘Peñas Blancas’ (GALERÍA DE FOTOS), una de las más concurridas del Circuito Extremeño de Rutas Senderistas. En colas divididas por orden alfabético, fuimos recogiendo las pulseras naranjas que daban derecho al avituallamiento durante el camino y a la espléndida paella posterior.  La marcha arrancaba del centro del municipio pasadas las nueve de la mañana. Una interminable marea senderista, en la que se veían algunos niños, se estiraba coloreando las calles del municipio hasta tomar el camino que asciende por la ladera de la sierra Peñas Blancas, a una altitud de 530 metros.

La ruta (PR-BA 47) está perfectamente señalizada por el Club de Senderismo Peñas Blancas y el Ayuntamiento de La Zarza; por lo que ha obtenido la homologación dela Federación Extremeña de Montaña y Escalada (FEXME). Las marcas blancas y amarillas en el camino, y la presencia de miembros de la organización y Protección Civil, no dejaban margen a confusión alguna.

El tramo más duro se encuentra precisamente aquí, en los dos primeros kilómetros. El angosto y estrecho sendero está lleno de piedras y se hace difícil avanzar entre centenares de personas. Como recompensa a este primer esfuerzo disfrutamos  del ‘tesoro’ arqueológico del abrigo de La Calderita, unas paredes rocosas repletas de pinturas rupestres, declaradas Bien de Interés Cultural.

Tras las pinturas esquemáticas, llegábamos al punto más alto, una cima con impresionantes vistas panorámicas sobre el embalse de Alange, su ZEPA y los olivares que bordean La Zarza. Hacemos unas fotos y seguimos un par de kilómetros después para coronar el Puerto de Las Hoyas y emprender el descenso por unas laderas y hondonadas llenas de olivares, con terrenos separados por antiguos muros de adobe y piedra, disfrutando de los almendros, ya en flor.

Tras el primer avituallamiento, y las fotografías de rigor con el simpático burro ataviado con un peto de Cruz Roja, avanzamos hasta adentrarnos en el tupido pinar de los Valencines, para volver a subir otra sierra, la de Juan Bueno.

Pasadas ya las mayores dificultades de la ruta, nos esperaba otro punto de avituallamiento con agua y naranjas. Aprovechamos para sentarnos en unas piedras y dar algún bocado al bocadillo guardado en nuestras mochilas. Tomamos ahora un camino llano y ancho hasta llegar al impresionante paisaje lunar de la Mina de Tierrablanca, un enorme yacimiento a cielo abierto de caolín o pizarra sericítica, de especial trascendencia para la identidad de los zarceños.

Tres kilómetros después, llegamos a La Zarza y recorremos las calles con más historia hasta cruzar la meta final de la ruta de 18 kilómetros, la nave donde nos espera una rica paella cocinada por vecinos del pueblo y amenizada con un Dj. Rematamos el día con un café en una soleada terraza acompañado con los deliciosos hojaldres de la pastelería Mauro. 

ÁNGELA MURILLO

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SE SUBIRÁN A NUESTRA GALERÍA DE IMÁGENES

Enviado desde La Zarza.