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Ya os contamos en un post anterior que el senderismo está pegando fuerte en la redacción del Diario HOY. Esta vez es la periodista Marisa García la encargada de acercarnos un sendero extremeño que quizá muchos de vosotros ya hayáis recorrido. Se trata de la Ruta por las Ermitas de Guadalupe. Quizá muchos de vosotros la conozcáis bien. Se trata de un recorrido de 10 kilómetros y dificultad media. Aunque depende del ritmo, se tardan unas tres horas en recorrerlo. El sendero es de tierra y el tipo de recorrido es circular a lo largo de la rivera del río Guadalupe, en las laderas de Las Villuercas. En estos días primaverales es una gozada disfrutar del colorido de la ruta y de los magníficos paisajes por los que se atraviesa.
La ruta parte de la Plaza de Santa maría de Guadalupe hacia el viaducto, puente coonstruido a mitad del siglo XX dentro de lo que eran las obras del ferrocarril, que no llegaron a su fin, por lo que la vía quedó inutilizada, pero se puede transitar por él. Desde el puente se divisan unas magníficas vistas hacia el pico Villuercas y el río Guadalupejo. Más adelante se llega al puente del Palomo y tras pasar debajo de él se inicia la subida, entre campos de castaños y olivos, hacia la ermita de San Blas, oratorio roral de esilo gótico, construida en el siglo XV y restaurada en 1945.
Continúa la marcha por el camino de Vallehermoso, con algo más de dificultad porque es de subida, donde los castaños se van alternando con pinos, zarzas y jaras. Llegamos a la ermita de Santa Catalina, oratorio rural de estilo gótico construido en el siglo XVI y reformada en 1967. Aquí confluye el camino de Cañamero y se divisan unas magníficas vistas de la Puebla y las tierras que la rodean. En la parte norte se atisba la ermita del Humilladero, de estilo gótico-mudéjar realizada en el siglo XV. Aquí se arrodillaban los cautivos redimidos y los peregrinos para venerar a la Virgen de Guadalupe al divisar por primera vez el santuario. Uno de esos cautivos fue Miguel de Cervantes, que acudió a Guadalupe a ofertar los grilletes que los turcos le pusieron durante su apresamiento en Orán.
La bajada se inicia entre pinares y madroñas para llegar al puente de Cañamero y tras cruzarlo un camino asfaltado nos lleva a la Puebla baja. Tras pasar por la fuente del Piojo, la Cruz de la Ventilla y el Arco del Tinte, antigua puerta de entrada de la zona este llegamos al monasterio de Guadalupe.