JUAN FRANCISCO LLANO | Un grupo de amigos cumplimos el pasado 24 de agosto el sueño de recorrer la sierra de Hornachos en una ruta nocturna acompañados bajo la única luz de la luna llena. “Que sepamos es la primera vez que se realiza esta marcha de noche. La mayoría de nosotros estamos hartos de acudir a la sierra los fines de semana, pero siempre de día”, comenta Antonio Márquez, uno de los caminantes.
Este grupo de amigos, entre ellos David Castaño, acordaron colgar en Facebook la que sería su II Ruta Nocturna, con mapas, cotas y la distancia. En principio solo iban a participar cinco personas, “pero entre los que vieron la publicación, y quienes lo comentamos con otros amigos y familiares, al final sumamos 28”. Podrían haber sido 40 los participantes pero unas doce personas dudaron de sus fuerzas y decidieron no realizarla al comprobar sobre el terreno que era un “poco dura”.
“Fueron 6 kilómetros de recorrido total. Salimos a las diez de la noche y llegamos a las 1.30 de la madrugada”. A pesar de la escasa distancia, había que estar físicamente bien preparado por las duras pendientes y bajadas bastante inclinadas, además de las pocas paradas y el tiempo limitado. La ruta transcurrió sin incidentes y no fue necesario el uso de linternas ya que la visibilidad era estupenda. Partimos desde la Plaza de la Cultura hasta la Fuente de los Moros y subiendo por la Cascada de Piedras, conocida por los Corraletes, llegamos hasta la Casa del Pastor, seguimos ascendiendo por la ladera trasera a la Cueva de la Campana, pasando por el bosque de las Hadas y bordeando la ladera derecha del Valle de los Moros, para subir después al castillo y descender por el Valle de los Cristianos, concretamente por la Senda Morisca conocida también como “los escalones”. Finalmente entramos por el Pósito o Museo Morisco y llegamos al pueblo por el camino que accede hasta el Pilar de Palomas.
Según Marquez, “la marcha fue muy rápida por la dificultad. Los aficionados a la fotografía apenas tuvieron tiempo de dedicarse a su pasión. Siempre iban los últimos porque quisieron hacer fotos impresionantes de algunas estampas que la sierra ofrece en luna llena, con la dificultad que esto supone si no llevas un trípode”.
La protagonista de la noche, además de la luna, fue la araña de esta tercera imagen: “Muchos ni la vieron y casi le dan con la cabeza. Aquellos que la vieron pasaban por debajo rápidamente, pero vamos que es un ‘bichito’ como otro cualquiera”, dice sonriendo Márquez.