Esta semana me he enganchado a una serie llamada Californication. No es la parte sexual lo que más me atrae, que evidentemente por el título está muy presente, sino la situación inicial del protagonista: Hank Moody. Es un escritor en crisis de ideas que está pasando por una mala situación sentimental. Yo me siento muy identificada con él, creo que me ha pasado lo mismo.

A diferencia de este personaje, yo no me refugio en el sexo, el alcohol y las drogas para salir adelante, bueno, en lo primero un poco sí. He hecho de la frase “renovarse o morir” mi eslogan vital. He dado un paso adelante, quiero poner en práctica todo lo que he aprendido de periodismo en este tiempo.

Yo he decidido renovarme, soy joven para dejarme morir tan pronto por una desilusión. Ya conté hace tiempo mi miedo a ponerme delante de una cámara, de un público: mi pánico escénico. Creo que estoy en el momento perfecto para superarlo y de hecho lo estoy consiguiendo.

Hace una semana me puse a grabar en el Puente Romano de Mérida, lo que sería mi primer vídeo blog. Quería hacer un reportaje interesante, comparando la vida que se hace en Mérida con la que se hace en Cáceres. Siguiendo el consejo de algunos amigos, estuve toda la mañana aprendiéndome el guion y declamándolo frente a un espejo. Ojala por la tarde hubiera sido tan fácil, pero las miradas de la gente que a las 8 de la tarde frecuentaba el Puente Romano de Mérida me intimidaban. La experiencia me gustó, pero tanto repetir tomas se hizo de noche y mi primer reportaje quedaría como una prueba para corregir errores.

Me ha gustado tanto la serie Californication y he tenido tanto tiempo libre este fin de semana que ya voy por la segunda temporada. Hank Moody recupera su inspiración y vuelve a escribir cuando cree recuperar la felicidad. Yo después de casi un mes sin escribir, o al menos sin hacerlo por placer, vuelvo a sentirme ilusionada, tengo nuevos proyectos y muchas ganas. Esta semana comienzo a buscar piso de estudiante para mudarme a Cáceres, por fin empezaré a hacer vida de universitaria. Se acabaron las largas y duras esperas de autobús, los horarios incompatibles, depender de terceras personas.

Quiero empezar a conocer Cáceres de verdad, con mi visión crítica e inconformista de joven veinteañera que quiere perderse en una ciudad que cree conocer y de la que hasta ahora todo lo que sabe es teoría. La semana pasada ya intenté hacer mi segunda prueba de vídeo blog, pero Cáceres me intimidó aún más. Me pareció un buen tema la subida de precios del autobús urbano para salir a la calle a conocer la opinión de la gente, pero no fue nada fácil encontrar personas que quisiesen hablar.

Sin embargo, estoy optimista, a la tercera va la vencida; soy soñadora, tal vez ilusa, no lo sé, me dejo juzgar. Una de las frases de Hank Moody que más me gusta es: “Las palabras son lo único que me queda para jugar”.