Pensaba que encontrar piso de estudiante en septiembre era más complicado. A estas alturas, me imaginaba recorriendo las farolas de Cáceres apuntando números, llamando a gente desconocida y visitando pisos hasta encontrar uno que colmase mis expectativas y fuese de mi agrado.
Tuenti una vez más me ha salvado. Desde que en 2008 entró en mi vida más que una red social se ha convertido en una herramienta: me ayuda a quedar con mis amigas, a pasarme apuntes de clase, trabajos, ejercicios, fotos de los sábados… y ahora a conseguir piso. Es mucho más cómodo que patearse Cáceres y visitar inmobiliarias, no hace falta que te muevas de casa.
Para las personas que desconocen el argot de tuenti, un evento no es un acto al que te invitan, como la propia palabra parece que indica. Los eventos sirven para organizar fiestas de cumpleaños, buscar a un perro que se te ha perdido, insultar a José Bretón y pedir cadena perpetua para él por matar a sus hijos.
Yo he encontrado piso gracias a un evento de tuenti. Esto me recuerda a un juego que existía cuando yo era pequeña. Se llamaba “pasa la bola”. Uno empezaba diciendo algo y el comentario iba pasando en cadena, hasta llegar a gente que no conocías. Con los eventos sucede algo similar, puedes pasarlos y acaba llegando a personas totalmente ajenas al creador.
Buscar piso así es muy cómodo. Ves en fotos a las chicas que serán tus compañeras, ves tu futuro salón, tu cocina, tu cuarto de baño,… Te lo detallan sin límite de extensión, no tienes 140 caracteres. Incluso pueden poner la localización y ves tu futuro piso en el satélite.
Cuando le he dicho a mi madre que he encontrado piso por tuenti, me ha puesto cara de “me estás tomando el pelo”. A los adultos les cuesta entender que tuenti no es ese chat donde tonteas con cien tíos. Si por ella fuera, ahora mismo estaría recorriéndome Cáceres de farola en farola. Con lo bien que se hace desde el sofá.