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Carolina Díaz Rodríguez

Solita en Cáceres

Inyectando ‘indiciones’ gramaticales

¿Quién no ha ido nunca al médico y no le han puesto una ‘indición’? Sí, sí, como lo oyen, bueno, en este caso como lo leen. Hace algún tiempo, tenía complejo de ser una de las pocas personas que decían ‘indición’ por inyección, pero poco después me he dado cuenta en mi pueblo de que más gente de mi edad también comete ese error.

Hasta hace poco, cuando empecé la carrera, no fui ‘escapaz’ de acostumbrarme a hablar bien, a dejar a un lado los ‘asín’ que tanto le corrijo ahora a mi madre, porque los ‘asín como asín’ en los ámbitos rurales no pasan desapercibidos. Creo que la vergüenza a encontrarme en un ambiente tan culto con un lenguaje tan vulgar, hizo que yo misma me exigiese hablar bien. Porque si me picaba un mosquito, yo me ‘arrascaba’, si estaba cómoda en un lugar, estaba ‘agusto’ y si un pájaro se ponía sobre el banco en el que yo estaba sentada, se ‘aposaba’. Tenía tendencia a poner la ‘a’ delante de verbos que no la llevan o que la llevan separada y que yo desconocía por completo que reprodujese mal.

Yo de chica le decía a mi ‘mama’, sin tilde, cosa por lo que aún se ríe mucha gente cuando me refiero a ella, que me preparase ‘almóndigas y crocretas’. Si se me resbalaba el vaso de agua cuando iba a beber, lo caía, no lo tiraba, que realmente es lo correcto. Echaba fotos con la cámara, así, a lo bestia, con lo fácil que hubiera sido sacarlas. Y si me la olvidaba en casa, o los deberes de clase, algo que me solía pasar con mucha frecuencia, me los quedaba, no me los dejaba.

Ahora por suerte, excepto algún ‘escapaz’ que se me escapa sin querer, porque me siento incapaz de controlarlo, y el tema de las indiciones, que además de que intento evitar ponérmelas, porque ya puedo estar moribunda para dejarme llevar al médico, nunca iré por mi propio pie, por lo demás, no suelo cometer más errores de habla vulgar. Eso sí, reconozco que ahora, las albóndigas y las croquetas de mi madre no me saben igual.

Carolina Díaz tiene 19 años, vive en Arroyo de la Luz y estudia Filología. Cada amanecer coge el autobús a Cáceres. Por la mañana va a la universidad, por la tarde graba vídeos y por la noche vuelve a casa en bus. Solita en Cáceres es la cara oculta de sus grabaciones para las secciones Cáceres Insólita y Mira Quién Habla.

Sobre el autor

Carolina Díaz, vive en Arroyo de la Luz y estudia Filología. Cada amanecer coge el autobús a Cáceres. Por la mañana va a la universidad, por la tarde graba vídeos y por la noche vuelve a casa en bus. Solita en Cáceres es la cara oculta de sus grabaciones para las secciones Cáceres Insólita y Mira Quién Habla.


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