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Carolina Díaz Rodríguez

Solita en Cáceres

Pescadores de aves

Para fotografiar aves, deberíamos intentar adoptar el carácter de las personas a las que le gusta la pesca, gente con paciencia donde las haya, que se sientan a esperar sin problemas, que no les tiembla el pulso, que lo que más ejercitan es la vista. Personas muy sedentarias, que prefieren pasar la tarde con las cañas tiradas en un mismo sitio y que prefieren coger un buen pez del centro de la charca o del río antes que varios pequeños en la orilla.

Yo, cuando pescaba, era de las que sacaban veinte peces, entre percasoles y black blases, nada de delicatessen. Siempre a boya o a veleta, cambiando de sitio mil veces. Sin embargo, los pescadores expertos, esos que ya tenían su lugar escogido, en el mismo tiempo que yo y sin moverse del sitio, sentados normalmente bajo la sombrilla, conversando entre ellos, se iban a su casa con cuatro buenas carpas o tencas, y lo único que nos diferenciaba era el temperamento.

Este fin de semana se ha celebrado el Festival de las Aves de Cáceres y me he apuntado al Maratón fotográfico. Y al igual que si la Parte Antigua de Cáceres fuera una charca, había fotógrafos con gusiluz, que tiraban la foto y cambiaban de sitio, fotógrafos con boya, que en cuanto teníamos algo, daba igual que fuera un simple pardal, dabamos rienda suelta a nuestros obturadores y después estaban los fotógrafos de cañero y asiento, que ponían el trípode y esperaban con suma paciencia que el ave seleccionada por su ojo analítico hiciese un sutil movimiento de alas o se rascase con el pico para tomar una instantánea digna de optar a los premios.

El viernes y sábado, quien más paciencia tuvo, quien más aguantó el pulso, mejor recompensa obtuvo cuando vio las fotos en el ordenador. Yo, que pequé de inexperta, de acelerada y de ir de un lado para otro sin utilizar trípode por pereza, me di cuenta al llegar a casa de que tenía muchos pájaros pequeños en posiciones normales y de que la única foto que de verdad tenía un toque especial, por no usar trípode, salía movida.

Ayer por la mañana, cuando se hizo la entrega de premios en la Fundación Mercedes Calles, quedó demostrado que la paciencia tiene recompensa. Enhorabuena a los ganadores.

Carolina Díaz tiene 19 años, vive en Arroyo de la Luz y estudia Filología. Cada amanecer coge el autobús a Cáceres. Por la mañana va a la universidad, por la tarde graba vídeos y por la noche vuelve a casa en bus. Solita en Cáceres es la cara oculta de sus grabaciones para las secciones Cáceres Insólita y Mira Quién Habla.

Sobre el autor

Carolina Díaz, vive en Arroyo de la Luz y estudia Filología. Cada amanecer coge el autobús a Cáceres. Por la mañana va a la universidad, por la tarde graba vídeos y por la noche vuelve a casa en bus. Solita en Cáceres es la cara oculta de sus grabaciones para las secciones Cáceres Insólita y Mira Quién Habla.


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