El viernes me apetecía ir a ver a M-Clan, pero no tuve el valor suficiente para ir al concierto. Cuando ahora me cuentan que hubo un gran ambientazo y que la gente que asistió, a pesar de la lluvia a ratos, se lo pasó genial, tengo remordimientos por habérmelo perdido.
Todo comenzó el día que mis padres decidieron llamarme Carolina. Con la de nombres que había para elegir… Cada vez que un maestro en la escuela leía la lista de la clase para anotar las faltas, al nombrarme, había algún compañero que no podía evitar hacer la gracia y cantarme LA CANCIÓN. Ahí fue donde más lo sufrí, en el instituto no desentonaba tanto porque tuve la ‘suerte’ de que me tocó en clase con un chico de fuera que se apellidaba igual que el dueño del puticlub de mi pueblo, y sin que él ni los profesores entendiesen nada, cuando llegaba su turno en la lista, al oír su apellido, se producía un gran estruendo de risas, un alboroto tremebundo en el aula.
Nek marcó la vida de las Lauras, Lady Gaga ha marcado la de los Alejandros, Nino Bravo la de las Noelias… y también la mía. Buscando en Internet, encontré hace tiempo siete canciones con mi nombre: cuatro con Carolina, tres con Carol. Formula V, el Dúo Dinámico, Nino Bravo, entre otros, o incluso John Cobra en 2010 con una canción con la que intentó presentarse a Eurovisión por España y acabó dando el espectáculo tras insultar al público en directo, han provocado que siempre que alguien escucha mi nombre, no pueda evitar interpretarlo en forma de canción. Sin embargo, sin duda alguna y por goleada, el que más me ha marcado la vida ha sido M-Clan.
“Carolina trátame bien, no te rías de mí, no me arranques la piel. Carolina trátame bien o al final te tendré que comer”. Esas dos frases, ese estribillo tan pegadizo, lo llevo escuchando cada vez que alguien pronuncia mi nombre desde que tengo uso de razón. Reconozco que me gusta el ritmo de la canción, pero la letra es dañina: que si no tengo edad para hacer el amor, que si mi madre me estará buscando, que si soy una ocupa porque no me voy de su casa a pesar de que me echa…
Reflexionando ahora en frío, creo que hice bien no yendo al concierto, porque escuchar a miles de voces al compás de M-Clan cantando “Carolina trátame bien” , tal vez hubiera provocado que demostrase a alguno que sí que tengo edad para hacer el amor.