>

Blogs

Carolina Díaz Rodríguez

Solita en Cáceres

¡Hola universidad, adiós vida social!

Dicen que hay que empezar el curso con optimismo, con ganas, con las pilas cargadas. Todo esto suena muy bonito, alentador incluso. ¿Pero cómo es posible coger fuerzas y ánimos cuando, desde el primer día, lo que la mayoría de los universitarios tenemos en mente es que, este año, la Navidad para nosotros no existirá, cuando los reyes, en vez de venir cargados de oro, incienso y mirra, nos traerán apuntes, Red Bull y café para que nos den la compañía que, mientras estamos en la habitación estudiando, nuestros familiares no nos podrán dar?

El cambio de los exámenes de septiembre que sufrimos el año pasado lleva aparejada la consecuencia de que las clases este año hayan empezado mucho antes que el anterior y que todas las fechas se nos trastoquen. Nos fuimos a mediados de julio chorreando goterones de sudor de la universidad y volvemos con más de lo mismo, porque el calor que hacía ayer, en el primer día de clase en la facultad, era implacable. Aún teníamos la mente en las piscinas.

Aunque ayer, el ambiente en la universidad estaba muy cargado, y no solo era por el calor. Entre las novatadas, las grandes colas para las matriculaciones y dudas, alumnos hasta con maletas por los pasillos por haberse venido directamente a la facultad el primer día y la euforia que había en el ambiente tras reencontrarse con los compañeros después de las vacaciones… las aglomeraciones eran considerables.

Sin embargo, desde por la mañana temprano, cuando estaban cogiendo los alumnos el autobús, ya se veía venir que el primer día iba a ser un caos, porque, para empezar, la mañana estuvo marcada por el sonido del pitido erróneo de las tarjetas del bus, que como la mayoría no las habían utilizado durante en verano, no estaban cargadas de dinero. Esto provocaba que la entrada al transporte fuera mucho más lenta y desesperante. Por suerte, otros, después, pudieron utilizar otro tipo de pitidos, el de los silbatos, para relajarse y pasárselo bien disfrutando de las novatadas, mientras que los que estábamos en clase escuchábamos el ruido de fondo y los envidiábamos, pensando a la vez que en cuarto nos espera un curso bastante duro por delante.

Carolina Díaz tiene 19 años, vive en Arroyo de la Luz y estudia Filología. Cada amanecer coge el autobús a Cáceres. Por la mañana va a la universidad, por la tarde graba vídeos y por la noche vuelve a casa en bus. Solita en Cáceres es la cara oculta de sus grabaciones para las secciones Cáceres Insólita y Mira Quién Habla.

Sobre el autor

Carolina Díaz, vive en Arroyo de la Luz y estudia Filología. Cada amanecer coge el autobús a Cáceres. Por la mañana va a la universidad, por la tarde graba vídeos y por la noche vuelve a casa en bus. Solita en Cáceres es la cara oculta de sus grabaciones para las secciones Cáceres Insólita y Mira Quién Habla.


septiembre 2013
MTWTFSS
      1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
30