Recuerdo que hace unos años en el instituto, en clase de Geografía, haciendo un recuento de los antecesores familiares que teníamos, el número de hermanos que tenían nuestros bisabuelos y abuelos raramente bajaba de los cuatro. Hubo un caso que nos sorprendió especialmente, el de una bisabuela que había tenido 19 hijos, cosa que abrió bocas de alucine en la clase. Inevitablemente, alguien dijo lo que a muchos nos pasó por la cabeza: ‘¡Ni que fuera una coneja!’.
Igual la comparación es un poco burda, pues normalmente cuando se asocia a una mujer con un coneja, un alto porcentaje de las personas, sobre todo del género masculino, piensan en conejitas Playboy, con sus corsets apretados, sus nalgas al aire, sus orejitas en plan Bugs Bunny… pero en este caso, y tirando del argot juvenil de mi generación, las mujeres que tienen muchos hijos, son como conejas, sin necesidad de que paran de nueve en nueve.
Por entonces, en la época de nuestras bisabuelas y abuelas, lo de abortar de forma legal era impensable, si la marcha atrás fallaba, ya que no había posibilidad de utilizar precaución segura, no quedaba más remedio que parir, a pesar de que las condiciones de vida no acompañasen. Eso hacía que los niños que tenían, no todos sobreviviesen, y por otra parte, ataban a la mujer a su casa, al cuidado de su familia, alejándola de las posibilidades de trabajar y de tener una independencia económica que las liberase de depender de un marido.
Ahora, con la nueva ley de aborto, dicen que volvemos 20 o 30 años atrás. Yo creo que volvemos unos cuantos más, sobre todo si el gobierno comienza a arar el terreno pensando ya en las elecciones, pues lo primero es suprimir el aborto y lo segundo para contentar a la iglesia y a la derecha más conservadora, qué será ¿ilegalizar los condones? El discurso de defender el derecho a la vida está muy bien, parece incluso moralmente ético, pero ¿y dónde dejan el derecho a tener calidad de vida, y sobre todo, el derecho a decidir qué querer hacer con su vida de las mujeres?
Lo que más me duele como mujer no es que los incompetentes del gobierno quieran decidir por mí, pues de alguna manera tendrán que desviar la atención de la corrupción que sale a la luz cada día de sus filas, sino que lo preocupante es que aún hoy día se siguen escuchando de la boca de chicas jóvenes frases antológicas del tipo: ‘Si eres para hacerlo, eres para tenerlo’. Y en esto sí que coincido con que hay mujeres que son como conejas: unas no miran de frente ( por la posición de sus ojos) y las otras no tienen dos dedos de frente (falta de educación = falta de criterio).