Estoy tan nerviosa como el primer día que entré en el instituto en Arroyo o en la universidad en Cáceres. Hoy tengo la presentación en la Universidad de La Sapienza y las dudas me corroen. Aún no he ido desde mi piso ningún día hasta allí y no sé si me perderé por el camino o si cogeré el metro, el bus, o iré andando. Lo decidiré sobre la marcha. Lo que sí tengo claro es que teniendo que estar allí para registrarme entre las 8.30 y las 9.30 de la mañana, mínimo tengo que salir una hora antes de casa.
No saber hablar bien italiano puede llegar a ser un problema a la hora de relacionarme, sobre todo porque no quería, en un principio, tener que integrarme en grupos de españoles donde voy a aprender cero de italiano. Ya me está pasando en el piso, que han llegado dos españoles más y, aunque estoy genial con ellos, noto que me he relajado y que ya no le pongo la misma ilusión a hablar con los italianos en la cocina mientras almorzamos.
Sí, desde el sábado vivo con cuatro chicos, dos españoles y dos italianos, y estoy encantada. Tras haber tenido mala experiencia viviendo con chicas, necesitaba probar esto de los pisos mixtos y en principio, me mola. Además, lo que más me gusta de esto es la independencia, porque las chicas que a mí me gustan para convivir son esas que cuando van al baño no van de dos en dos, es decir, a las que les gusta ir por libre en todas las facetas. Y difícilmente se encuentran.
Estos dos chicos españoles están de paso, solo por 15 días, hasta que uno de los pisos del bloque de arriba quede libre. Luego espero que venga gente de otras nacionalidades, para que me enseñen nuevas costumbres, diferentes comidas…
Pero volviendo al tema, hoy es el día clave, porque con mil estudiantes inscritos en las jornadas de presentación de la Welcome Week de La Sapienza, la tensión y la ilusión de intentar hacerse con un grupo interesante de amigos está presente. Espero no bloquearme y saber desenvolverme. El primer día que fui a la Universidad de Extremadura, llegué a casa llorando porque no conocía a nadie. Luego, hablándolo con las amigas que hice, me di cuenta de que a todas les había pasado lo mismo. Los comienzos son difíciles. Y con un nuevo idioma de por medio, aún más.