Yo pensaba que eso de que cuanto más le hacen sufrir a una, más hace que se cuelgue de la otra persona, solo era una teoría un tanto estúpida, pero con cierto fundamento, que se daba en el amor, pero con los resultados que he visto de la última encuesta, empiezo a sospechar que también funciona en la política: cuanto más paro sufrimos los extremeños, más sube Monago en las encuestas.
Esto me lleva a pensar que, o somos masocas, o nos van los ‘presis’ malotes. A mí Monago me recuerda, hablando en términos escolares, a una mezcla entre el líder de la clase que precisamente triunfaba por lo mucho que dejaba que desear su comportamiento; y por otro lado, a la groupie de la cuarta fila, sobre todo por ese afán que ha cogido ahora de traer cantantes y músicos a Extremadura para fotografiarse con ellos. Que digo yo, que ya que al menos los viajes del Senado son inmoralmente gratis, nos saldría más barato mandarlo allá donde sean sus deseados conciertos.
Sin embargo, sigue sin cuadrarme eso de que Pablo Alborán represente los valores de Extremadura, ya no porque sea malagueño, que también, sino por lo ‘penas’ que es, o al menos, en cuanto a demostrar su sufrimiento en las letras de sus canciones. Estilo, en cambio, nada comparable al del presidente extremeño, al que considero que los tiene bien puestos, porque hay que tenerlos bien puestos para convocar a toda la prensa nacional, comenzar diciendo que es el discurso más importante de tu vida, poniendo en duda tu dimisión, para terminar diciendo que no tienes parabólica, y en definitiva, que te la suda si creen las versiones de tus viajes o no porque vas a seguir en tu puesto.
Qué meses más calentitos nos esperan. Que rulen las encuestas.