>

Blogs

Carolina Díaz Rodríguez

Solita en Cáceres

Estamos criando pijos

Echo de menos pasar por las aceras y tener que esquivar a los niños jugando al Monopoli, al Scrabble, al ¿Quién es quién?… juegos que fomentaban la participación en grupo, que nos obligaban cuando éramos chicos a ir a las puertas de nuestros amigos, abrirlas sin ningún tapujo, con total confianza, y decirles: ¿Te sales?

Cada vez que vuelvo por mi barrio en Arroyo, siento más nostalgia de aquellos años. Paso por la ermita, donde todos los niños nos reuníamos cada tarde a jugar, donde cantábamos como si fuéramos participantes de Furor y uno de nosotros hacía de Alonso Caparrós, el presentador, donde jugábamos al escondite, nos escondíamos en ‘La casa vieja’, una casa en ruinas a la que se le caía y se le sigue cayendo el tejado. Hacíamos el mono todo lo que podíamos, nos encantaba mancharnos con barro, hacer cabañas con palos, y ahora solo veo niños imitando programas que no son tan inocentes como los que nosotros veíamos, que pasan de ensuciarse, prefieren ir de finos, de ‘guapos’.

El otro día, cuando iba en dirección a mi casa, en los bancos de enfrente, niños y niñas se sentaban por separado y jugaban a “Mujeres y hombres y viceversa”. Tenían como referencia de sus juegos uno de los programas más ‘surrealistas’, en cuanto a su formato más que en cuanto a su contenido, que he visto. Porque que hombres y mujeres que no puedan encontrar el amor vayan a la tele a buscarlo, aún puedo entenderlo, pero que semejantes chicos y chicas, jóvenes, la mayoría modelos, estilizados, que viven de hacer bolos los fines de semana y llenar discotecas creando expectación por sus cuerpos contorneados, vayan a la televisión a buscar el amor, me parece una tomadura de pelo.

Los niños de ahora ya no quieren jugar con el barro, ni pringarse las manos, ni tirarse en la acera. Se ha puesto de moda el ‘ser pijo’, ir bien arreglado, sentarse en bancos, peinarse, algo que cuando yo era chica, no hacíamos ninguno. ¿Quién no se ha comido en la calle un bocadillo de tortilla sentado en la hierba, rodeado de hormigas subiéndote por la espalda para saciar su apetito? Ahora ya no veo eso.

Carolina Díaz tiene 19 años, vive en Arroyo de la Luz y estudia Filología. Cada amanecer coge el autobús a Cáceres. Por la mañana va a la universidad, por la tarde graba vídeos y por la noche vuelve a casa en bus. Solita en Cáceres es la cara oculta de sus grabaciones para las secciones Cáceres Insólita y Mira Quién Habla.

Sobre el autor

Carolina Díaz, vive en Arroyo de la Luz y estudia Filología. Cada amanecer coge el autobús a Cáceres. Por la mañana va a la universidad, por la tarde graba vídeos y por la noche vuelve a casa en bus. Solita en Cáceres es la cara oculta de sus grabaciones para las secciones Cáceres Insólita y Mira Quién Habla.


marzo 2013
MTWTFSS
    123
45678910
11121314151617
18192021222324
25262728293031