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Carolina Díaz Rodríguez

Solita en Cáceres

Perforaciones

Entre los 10 y los 15 años se hacen muchas tonterías infantiles con las que buscas sentirte mayor, pero que dejan secuela cuando creces, entre ellas, perforarte. Esta noche, mientras me sangraba la oreja derecha en la que tengo tres pendientes porque uno de ellos estaba infectado, y me moría de dolor al quitarme la tuerca, que era del mismo tamaño que el agujero y se me estaba pasando de un lado a otro de la carne, me maldecía una y otra vez por haber ido un par de mañanas con mis amigas a la farmacia y haber cometido el error de hacerme tantos piercings.

Con el de la nariz me sucedió algo parecido. Vine a Cáceres un jueves de compras, pasé por una farmacia, se me encendió la bombilla en la cabeza, y terminé perforándome la nariz, así, sin venir a cuento. Todo era muy guay, sobre todo cuando la gente te decía que te quedaba muy bien y cosas así, hasta que esa misma semana que me lo hice, dos días después, exactamente el sábado a las ocho de la mañana (nunca se me olvidará por el dolor que pasé), me levanté de la cama y vi el pendiente, que debía estar en mi nariz, en la almohada. Cuando fui a mirarme al espejo, ya era demasiado tarde, el agujero se había cerrado y me había salido una postilla. Y claro, después de tanto elogio por el piercing, cómo iba a volver a salir a la calle sin él. Total, que opté por la solución más fácil y más dolorosa también: abrir el agujero con una aguja. Una experiencia lamentable, con mucha sangre de por medio, pero muy eficaz.

Antes, muchas de mis amigas tenían piercings, sobre todo en el labio, y han terminado quitándoselos porque a ciertas edades y de cara al público, pensando en un futuro trabajo, la buena imagen es importante. Espero que la sangre y el dolor de anoche me ayuden a recapacitar y a no cometer ninguna tontería más, porque, al revés que mis amigas, yo llevo varios meses con la idea de perforarme la ceja. A  ver si empiezo a darme cuenta de que ya no estoy en la edad del pavo.

Carolina Díaz tiene 19 años, vive en Arroyo de la Luz y estudia Filología. Cada amanecer coge el autobús a Cáceres. Por la mañana va a la universidad, por la tarde graba vídeos y por la noche vuelve a casa en bus. Solita en Cáceres es la cara oculta de sus grabaciones para las secciones Cáceres Insólita y Mira Quién Habla.

Sobre el autor

Carolina Díaz, vive en Arroyo de la Luz y estudia Filología. Cada amanecer coge el autobús a Cáceres. Por la mañana va a la universidad, por la tarde graba vídeos y por la noche vuelve a casa en bus. Solita en Cáceres es la cara oculta de sus grabaciones para las secciones Cáceres Insólita y Mira Quién Habla.


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