Cuando una sale por la noche a divertirse y bebe alcohol excesivamente, hace muchas tonterías. Pero todo tiene un límite, no por ir ebria de un lado a otro de la calle, puedes permitirte tener una excusa para comportarte mal, como si tuvieses licencia para ello.
Hace una semana, cuando iba hacia la Madrila a altas horas de la madrugada, un chico al que tal vez había dejado la novia, por la gran rabia incontenida que podíamos percibir, además de dar un pestazo tremendo a alcohol, iba dando golpes a todo lo que encontraba delante de sí. Primero, una patada a una farola, después, un golpe a un contenedor, siguió dándole un portazo a una puerta de cristal de un edificio, que no sé cómo no se la cargó, y cuando le perdí de vista, aún seguía escuchando porrazos que debía de ir dando a todo lo que hallaba en su camino.
Anoche, habían estado pintando unos pasos de cebra y alrededor tenían puestos unos conos para que la gente tuviese cuidado y no pasasen por ahí. Pues cuando ya iba camino de casa, me encontré con unas chicas que habían cogido los conos de la carretera, se estaban haciendo unas fotos con ellos en la cabeza, a la vez que debatían a qué red social subirla, y en vez de volver a dejarlos colocados en donde estaban, los tiraban en la acera como si fuese el envoltorio de un chicle.
Me gusta salir por la noche y estoy a favor de que la gente beba lo que le dé la gana, allá cada uno con la resaca que quiera tener el día siguiente, pero por favor, respetemos las leyes, y si vamos a hacernos una foto para el Twitter, dejemos los conos donde los hemos cogido.