Casi 10.000 corredores, según la organización, recorrieron las calles de Madrid el pasado 22 de abril. Una mañana soleada y de temperatura agradable de la que no sólo disfrutaron atletas sino también espectadores. Es en días como estos cuando la ciudad se torna amable, con un ambiente festivo y distendido donde nadie, salvo los deportistas, parece tener prisa. Para los que vivimos esta distancia desde fuera, es momento de pararse, observar y reflexionar. Pasan ante mí caras de alegría y satisfacción, también de sufrimiento aunque son las sonrisas en respuesta a los ánimos recibidos las protagonistas este día.
Quizás sea esa atmósfera de emoción durante la competición la que seduce y hace que los que empiezan con una maratón repitan y los que la viven desde fuera se planteen su preparación. O quizás lo que engancha sea el mismo proceso de preparación en el que existe tanto componentes físicos como psicológicos. La posibilidad de superación de un reto de no fácil consecución hace que nos mantengamos vivos durante el tiempo que dura esa preparación y el mismo día de la prueba aflora en el ambiente la emoción contenida durante la larga espera.
Parece que terminar corriendo maratones es la evolución lógica de un atleta de fondo. Para mí sería un proyecto bonito que no descarto en un futuro y sin embargo es una decisión, a mi modo de ver, irreversible, y aunque tengo ejemplos de atletas que acertaron con el cambio de distancia, mi mentalidad es la de seguir exprimiéndome en distancias inferiores pues no deja de ser la maratón una prueba respetable. Me gustaría puntualizar que no es cuestión de distancia sino de ritmo ya que posiblemente completar una maratón podamos muchos pero terminarla en ritmos acordes a nuestras capacidades sólo podrán aquellos disciplinados que sigan el plan de entrenamientos y permanezcan fieles a su objetivo con tesón.
En la prueba de Madrid eché en falta alguna de las estratosféricas marcas con que nos tienen habituado los africanos y a alguno de los nuestros en posiciones delanteras, aunque por ser este año olímpico los ‘seleccionables’ guardan sus bazas para maratones más benévolos. El próximo 8 de mayo se hará pública la relación de atletas que estarán en la maratón de Londres, nuestro Pablo Villalobos que tuvo que decir adiós antes de luchar sus posibilidades en la maratón de Hamburgo, ha sido uno de los muchos que en alguna ocasión ha vivido los sinsabores que esta prueba puede llegar a ofrecer. Una temporada entregada a la preparación de un objetivo, lo que no garantiza su consecución. Esperamos con impaciencia el devenir de los acontecimientos y en qué termina la lucha por las plazas olímpicas a pesar de saber de antemano que ningún extremeño estará finalmente en la ansiada lista, ya que ha sido una de las más disputadas de las que recuerdo, lo que denota que la maratón es un objetivo ambicioso para muchos atletas españoles que buscan su oportunidad de ser internacional en otras distancias fuera de la pista.