Si yo les dijera que el Manchester City debe hacer una gran inversión el próximo verano en fichajes para volver a ser competitivo, seguramente pensarían que me he equivocado de plantilla. Pero si ahora les digo que estas palabras pertenecen a Roberto Mancini es probable, cuanto menos, que no les sorprenda.

El entrenador italiano ha pedido, una vez más, un mayor esfuerzo económico a los dirigentes de la entidad de Manchester. Su petición se basa en que, así como su eterno rival, el Manchester United, realizó una gran inversión en el pasado para contratar jugadores importantes, ahora ellos deben asumir el mismo proceso. “Para nosotros todo es diferente. Necesitamos hacer un gran esfuerzo y quizá, en los siguientes tres o cuatro años sólo será necesario retocar con una figura por verano porque entonces tendremos un gran grupo”, declaró el técnico. Singulares declaraciones que suenan a excusa un tanto peregrina.

Su millonaria plantilla, una de las más potentes y extensas, resulta no ser suficiente. Pronto ‘olvida’ Mancini que si está mal compensada es debido a su mala gestión. Como el riesgo no va con él, ‘olvida’ que las rotaciones forman parte del juego. Y también, ‘olvida’ que su estilo de juego defensivo no ayuda a un equipo cuya principal arma es la pegada que tiene. Falto de ideas e incapaz de dotar al conjunto de una identidad propia, Mancini prefiere continuar poniendo excusas y decir que necesita “jugadores que marquen las diferencias”. Curioso. Sobre todo, porque en el duelo de Manchester dejó a uno de esos “jugadores decisivos” en el banquillo. El autor del gol que le dio el título de campeón inglés al Manchester City no fue titular en un encuentro que, a todas luces, era el más importante de cara al tramo final de temporada. Pero el Kun Agüero habló donde tenía que hacerlo. El delantero argentino tan sólo necesitó ocho minutos sobre el terreno de juego para anotar un gol de antología en la recta final del encuentro que sirvió para lograr el honor de ganar el derbi.
Por eso, cuando algunos errores se tornan muy evidentes, Mancini prefiere hablar sobre el vecino de al lado y argumentar que todos sus deméritos se deben a otras cuestiones. Como por ejemplo, decir que los equipos de la Premier League juegan con miedo ante el Manchester United. “Los equipos son blandos frente a ellos porque creen que el partido es complicado, que no pueden ganarles y eso no es verdad”, apuntó el técnico al británico The Guardian.

Sin ánimo de reprobar constantemente a un entrenador cuyo conjunto se encuentra situado en el segundo puesto de la clasificación y continúa vivo en la Copa de Inglaterra, lo cierto es que Mancini se ha ganado a pulso algunos reproches. Sus discursos vacíos y la negación de sus errores son un lastre que nunca va a permitir crecer y madurar a un equipo que lo tiene todo para ser un grande. Pero él insiste y se empeña en adoptar un controvertido papel que no le beneficia en absoluto. Queda por ver cuál será el futuro, por ahora incierto, del manager italiano pero no me extrañaría que en cualquier momento, algún protagonista de sus comentarios le dijera: “Roberto, ¿por qué no te callas?”