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Ralph Waldo Emerson
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San Francisco de Asís
Así es…
REGRESO DE MI PEQUEÑO VIAJE A LO DESCONOCIDO
Una vez guiado el trekking en el hielo del glaciar con el grupo, tocaba pensar en mi regreso.
Saqué otro depósito extra de gasolina, y empecé a tener una gran excitación, pensando en la vuelta. Mientras se iba repostando la embarcación, giré el mapa, para ver el rumbo de regreso, de repente me vi haciendo cosas que hace años me hubieran parecido imposibles de hacer.
En medio de aquel sitio y sin apoyo alguno, fue como si me hubiera conectado a la seria realidad de la situación que me iba a enfrentar de nuevo, pero esta vez, ya conocía el riesgo que había asumido esa mañana. De repente, supe como de forma automática controlar aquella emoción, que me estaba haciendo estragos en la mente.
Me vino a la memoria de porque estaba allí, se estaba cerrando un círculo de búsqueda de más de 20 años, era lo que quería y soñé siempre, navegar y explorar en lugares remotos, ¡se había hecho realidad al fin!, nudo en la garganta de nuevo… Conscientemente, me observé un momento, y no era irreal.
A lo lejos, ví una línea blanca, que venía de la izquierda del fiordo, era una corriente de cascotes de hielo procedentes del primer glaciar, que cerraba el ancho y yermo espacio, el único glaciar activo, que llevaba algunos días arrojando grandes cantidades de icebergs y hielo fragmentado, creando una capa casi compacta en la superficie, a la que le llamados “sopa de hielo”, y que debido a las corrientes y los frecuentes aludes del frente glaciar, que se podían escuchar sus estruendos desde los 7 kilómetros que nos separaba de nuestro campamento, y que provocaba olas u ondas de tsunamis, cubriendo una ancha franja.
Había que estar siempre alerta, si estábamos cerca de la costa, ya que primero oiríamos el estrepitoso ruido de la caída de cientos de toneladas de hielo, y minutos después, se aproximaría a la costa contraria, allí donde nos encontrábamos, una sigilosa y traicionera ola tsunami, con un gran poder para complicarnos seriamente.
Años atrás, una de estas olas de tsunami, procedente de este activo glaciar, provocada destrozos a una de nuestras lanchas, reventando parte de los flotadores de proa y dañando el casco de la embarcación de 1500 kilogramos de peso, por la caída de un enorme iceberg, lanzándola contra la rocosa costa y sacándola fuera del agua, como si fuera de papel!. También por la falta de experiencia de los primeros años, en una de las expediciones de kayak, de madrugada mientras todos dormían, arrasó el campamento, ubicado en una bonita playa de arena gris, provocando solo daños materiales y sin heridos.
Las caídas de enormes moles de hielo desde grandes alturas, provocan peligrosas olas que chocaran contra la costa contraria a 7 kilómetros de distancia!
Puse en marcha el motor, y soltaron el cabo de mi embarcación desde tierra. Al no haber embarcadero, salí muy despacio del lugar, para no golpear la hélice con las rocas ocultas ni el hielo, ya que no se podía ver el fondo, debido al agua turbia por la “harina de roca”, o sedimentos de finísimo polvo arrastrado de la superficie rocosa, que fue erosionado como si fuera una gigantesca lijadora por el hielo de los glaciares colindantes. Debido a esta circunstancia, el agua de cerca de los frentes, está teñida de colores por esos sedimentos como si fuera pintura.
Ya saliendo del fiordo, y entrando de nuevo en el Ikersuak Sermilik, pude comprobar cómo de brutal era este entorno natural, al fondo grandes montañas con neveros perpetuos y el color verde por los arboles de abedul enano y la turba que tapizaban las laderas, así le llamó Tierra Verde a esta gran isla, el famoso vikingo Erik el Rojo, allá por el año 892 a.c.
Ya torciendo el cabo, a lo lejos, casas de colores, de nuevo en la “civilización”, era la ciudad de Narsaq, donde paré para repostar y poder comunicarme por teléfono de nuevo, ya que hasta que no llegara a esa única población, no tendría señal de cobertura de teléfono.
Mandé un sms a Silke, la coordinadora, de que todo había salido bien, e hice una llamada a Ramón, como habíamos acordado la noche antes.
Mis palabras entrecortadas por la emoción, con el nudo en la garganta que tenia y lágrimas en los ojos, fueron…, gracias por esta oportunidad Ramón, todo fue bien!
Ya estas de vuelta!? Me preguntó, respondiendo con un ¡Fenómeno!, te esperamos para cenar, ¡felicidades Jose!. Había navegado algo más de 100 millas por aquellos fiordos (185 kilómetros).
“Y me acababan de armar caballero”
Y así fue, en ese instante, como se cerró el circulo, que llevaba buscando desde hace muchos años, y era mi camino, que desde entonces sigo.
A partir de ese momento supe lo que tenía que hacer, y era aprender de todo aquel,en este nuevo mundo para mí.
Simbólico SMS por móvil desde NSQ (código en clave de la ciudad de Narsaq)
Estoy en NSQ, Misión cumplida!
regreso a QAS todo ok! 🙂 (código en clave del pueblo de Qassiarsuk)
ALGUNOS DE MIS MAESTROS
Con JØrgen Christensen amigo y compañero, cazador, pescador de altura y antiguo trabajador en una mina de oro, un virtuoso a los mandos de cualquier barco en medio de los temporales. Enseñándome a navegar mis primeras millas entre icebergs con la potente Avannaq.
Mi gran amigo, Josvasen Aggu, de gran corazón, antiguo ballenero y reconocido gran cazador por su comunidad , ávido navegante y nuestro mejor bastión de todo el extremo Sur.
Con Javier Norr mi querido Maestro mostrando juegos esquimales de invierno, en un igloo de turba. Reconocido experto y escritor de manuales de kayak con muchas expediciones a sus espaldas, maestro de la cultura y lenguaje inuit y el culpable de mi pasión por todo lo esquimal y lo vikingo.
Con mi amigo y compañero el Capitan Niels Sttender, en la zodiac Leif Erikson. Saber que está a unas cuantas millas cerca es una garantía si estas en apuros. Con dos vueltas al mundo en velero en solitario y miles de millas hechas en los mares árticos. Compartir una taza de café con él, es revivir su vida llena de aventuras y experiencias en los cinco continentes.
Con Alfonso, Capitán de navío, haciendo mis primeras maniobras en el velero Hesperides. Expiloto de avión caza Harrier y famoso regatista del equipo español e instructor de la escuela de navegación Taboga.
Con Elena y el Capitán y oficial de la marina mercante Manu García y ahora gran amigo, trazando nuestro rumbo para cruzar el Océano Atlántico, abril 2016. Con más de 140.000 millas náuticas de experiencia y 14 cruces del océano Atlántico en velero, dos de ellos en solitario, científico marino, instructor de la escuela de navegación Taboga y propietario del velero Argos seis.
Con Ramón Larramendi “the Boss”, el lider y creador de TIERRAS POLARES, explorador polar con ambos polos conquistados, experto conocedor de la cultura y lengua groenlandesa. Con innumerables expediciones en las zonas más frías del planeta y records del mundo de distancia y velocidad en un vehículo de cero emisiones, en los casquetes polares ártico y antártico. Gran navegante del hielo, gracias a su catamarán de viento inventado y desarrollado por él.
En la foto, nos encontrabamos haciendo mediciones sobre la carta náutica del cabo de Farewell (el cabo del Adiós), año 2012. Se da la curiosidad, de que el 1 de septiembre de este año 2016, pudimos llegar hasta este famoso y peligroso cabo, circunnavegando la isla más meridional de Groenlandia, completadas 13 horas de navegación por mar abierto, hasta regresar a nuestra base del Sur en Nanortalik.
Amanece en el campamento a primeros de septiembre, se ven capas de hielo en la superficie del agua. Marca el preludio de que la estación fría se está acercando inexorablemente.
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