Después de dos años explorando la entrada de este glaciar ya teníamos los ingredientes suficientes para lanzarnos en busca de la ruta hacia Lindenow. Ver en el mapa una fina línea de trazos de color negro nos daba ciertos escalofríos, ya que ese color nos avisaba de lo arriesgado que era adentrarse en ese desconocido lugar al que muy pocos se habían atrevido a explorar para poderlo documentar.
Este glaciar se caracteriza por ser muy inclinado, lo que hacía que el hielo se fuera abriendo como si fuera en abanico, creándose profundas grietas. Este era el panorama.
Los ingredientes, eran, tener tiempo en medio de una frenética temporada de trabajo, un buen compañero como Jorge y ganas de aventuras en un clima realmente inestable.
La “alineación planetaria” se estaba consiguiendo en la fecha que más me podía convenir, Jorge y Miriam mis amigos y compis, regresaban de varias rutas de kayak y trekking que habían hecho por todo el sur groenlandés y al fin teníamos un material aceptable para este intento de ver la costa Este de Groenlandia.
El plan era conectar la costa Oeste a la costa Este por el camino más corto a través del hielo de un glaciar prácticamente inexplorado. Entraríamos por el fiordo de Tasermiut para alcanzar el de Lindenow.
Solamente disponíamos de cuatro días y medio para completar el recorrido en total autonomía. En nuestras mediciones no eran más que 14 kilómetros de ida y otros tanto de vuelta ¡pero vaya qué 14 kilómetros!
Cambio de última hora
Después de estar durante dos años explorando la difícil entrada de este empinado glaciar plagado de profundas grietas, decidimos a última hora cambiar el itinerario, ya que auguraba según observaciones de Ramón (viendo las fotos que tomamos el año anterior Carlos Suarez y yo) demasiado riesgo por lo inaccesible y técnico del lugar de paso al casquete polar.
Pues nada, las palabras del maestro del hielo fueron certeras.Foto durante la pequeña exploración del año pasado. Estamos sobre la primera llanura, esta era la única parte “fácil” sin contar la trepada. Al llegar al final del plató, había una inmensa cascada de hielo plagada de grietas que nos esperaba sin pinta de haber un paso seguro.
Principios de la temporada del 2016, hemos conseguido entrar con nuestra zodiac remontando un corto río desde el agua salada del fiordo al agua dulce del lago glaciar ¡acabamos de dar un gran paso para conocer este lugar!
Estrategia y logística
Desde las fotos de satélite se apreciaba una zona más franca para poder alcanzar el casquete polar. La ruta de acceso al glaciar sería al final por el valle contiguo llamado Tininnertuuq, una espectacular y solitaria planicie, llena de plantas de arándanos y rodeada de grandes montañas de paredes lisas y gigantescas agujas.
A la hora de progresar en el hielo lo ideal hubiera sido un tercer compi, así que solamente nos quedaba extremar la seguridad. Para ello, doblaríamos nuestro equipo. Dicho equipo constaba de: un gps para cada uno; ya que el clima andaba revuelto y era propenso a los persistentes bancos de niebla, un teléfono satélite para las comunicaciones y un inreach satelital también para poder enviar mensajes, el equipo normal de progresión en glaciar, además de una sonda de avalanchas, y un juego de raquetas de nieve para uno solo, en vez de esquíes para aligerar nuestro equipo. Y así, por último quedar un pequeño hueco para los víveres: sobres de comida liofilizada, frutos secos, galletas y lo más importante o como yo le llamo “liofilizados extremeños” a saber, algunos paquetes al vacío de jamón y chorizo ¡fundamental!
Valle de Tininnertuuq. Jorge a lo lejos tratando de salir de la zona de turba plagada de mosquitos.
Parada para estudiar el mapa, nos encontrábamos la primera dificultad, el paso “fácil” al glaciar, atraviesa un nevero y una fuerte pendiente de tierra suelta encima de un acantilado de un par de cientos de metros.
¡Esto es otra cosa! Jorge rodeado de la flor nacional llamada niviarsiaq. Después del primer achuchón por el fuerte desnivel y cruce “fino”, suspiramos con alivio, ya vemos el próximo obstáculo, la lengua glaciar.
El peso de la inadecuada mochila muerde en los hombros, pero seguimos con el disfrute de andar por un lugar inhóspito. Atravesamos los primeros sifones en la zona de ablación.
El Sol se pone detrás de las montañas del fiordo de Tasermiut. Primer campamento en el hielo, dejamos atrás el hermoso valle de Tininnertuuq.
Hemos alcanzado el primer plató en un tirón de 6 horas de marcha.
Ya instalados en nuestro confortable refugio, preparamos la comida a base de pasta y carne liofilizada, solo añadir agua caliente al sobre y listo ¡cena de lujo!
Con el hornillo encendido, podemos calefactar la tienda y secar la ropa después de una caminata pesada con un desnivel de 1100 metros.
¡Las expectativas se han cumplido! Hemos alcanzado el primer plató, la primera caminata fue dura pero estamos muy satisfechos.
Soplaba viento catabático, así que decidimos acampar en un lugar seguro a unos metros debajo de la gran llanura de hielo para protegernos. Como el tiempo estaba cambiando de nuevo, nos dimos un pateo pero ya sin peso, para poder ver lo que nos encontraríamos por delante la mañana siguiente !las vistas eran magníficas! por primera vez estamos debajo de la espectacular pared repleta de seracs que se veía al pasar por el fondo del fiordo !conseguido!
Sentimos escalofríos por la emoción de ver una tierra nueva e inhóspita en frente de nosotros. Seguiremos rumbo al Este…
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