Diario de la travesía polar “vasco-extremeña” #SPITZBERG8022. Día 1 -Campamento “perritos”
Una semana me ha costado volverme a acostumbrar al asfalto, las luces led y al mundanal ruido humano. Después de estar un mes de travesía por el Alto ártico volver a conectar, ha llevado su proceso.
La vuelta de las vacaciones son siempre algo traumáticas, pero quizás mucho más si cave, si regresas de otro “mundo” o esa es la impresión que hemos traído lo tres participantes de esta expedición polar.
En la sucesivas 21 entradas del blog, os haré llegar el diario de la travesía polar #SPITZBERG8022 que hemos culminado justo hace una semana.
Si queréis situaros durante nuestro recorrido en un mapa interactivo de Svalbard, hacer clic aquí
Pero antes de comenzar con el diario de esta expedición polar, os voy a recordar un par de detalles para que se entienda mejor este último proyecto.
El nombre del proyecto es #SPITZBERG8022. Spitzberg es uno de los dos nombres que tiene la mayor de la islas del archipiélago noruego de Svalbard. He tomado el nombre antiguo de la isla en honor a la ” Expedición de Polar Extremeña del año 1980 “, y por la cual me he inspirado y seguido de alguna manera de aquella épica expedición extremeña. El número 8022, son realmente dos pares de números. El número ’80’ por el año de la expedición de hace 42 años, y el ’22’ es el año actual y cuando hemos terminado nuestra expedición en el mismo lugar que ellos.
Nuestra travesía polar no pudo seguir los pasos de la expedición del año 80 debido a lo inaccesible del lugar porque los fiordos están helados y no se puede navegar en abril. Además de que para acceder a la población científica de Ny-ålesund tienes que ser invitado.
La travesía que al final diseñamos fue una travesía polar sobre esquís, circular en el sentido de la agujas del reloj, más que de montaña, como la expedición de los años ochenta.
La salida fue desde la capital de Svalbard, Longyearbyen, hasta la ciudad fantasma rusa de Pyramiden en total autonomía y sin logística exterior. Usamos para el viaje la técnica de esquí nórdico o backcountry arrastrando un trineo o pulka para llevar todo el equipo (comida, tienda de campaña, combustible y ropa).
La distancia recorrida total aproximada fue de 305 kilómetros. Alcanzamos una temperatura mínima de -30ºC (medido por nuestro termómetro). El desnivel positivo aproximado fue de 4300 metros.
Día 1, Campamento ‘perritos’ -9ºC de temperatura mínima.
Salida desde el lejano albergue situado al fondo del valle de Longyearbyen.
La bajada hacia el valle fue caótica. Atravesar la ciudad y su trafico fue una yincana. Las pesadas pulkas recién cargadas (60 kilos) hacían que se volcasen en las cunetas tratando de evitar pasar por cualquier lugar que no hubiera nieve para no dañar el fondo de las pulkas. Pasamos por vecindarios, entre casas, coches y parques, para así evitar el contacto con la tierra o el abrasivo asfalto. Extenuante!
Ultimando las pulkas fuera del albergue.
Gontzal ya desde el albergue se puso sus esquíes y bajó más rápido, luego Jorge se animó he hizo lo mismo. Yo no les seguí y continué bajando a pie, cruzando por donde podía. Buscaba pasos para atravesar fácilmente, pero el peso de las pulkas nos obligaba a parar y ayudarnos entre los tres. Tirar, empujar y levantar la carga entre tuberías y montones de nieve recogida de las carreteras. Fue trabajoso, comentamos las ganas de salir de la cuidad y de las miradas de los paseantes.
Dos horas más tarde conseguimos llegar al comienzo del gran valle de Aventdalen, el verdadero comienzo de la ruta que marqué en mi mapa de papel.
Aventdalen es lo más parecido a una autopista pero para motos de nieve, pasan constantemente. Grupos de ocho o hasta doce motos circulan en fila india sobre la compactada nieve. La combustión de los motores deja un rastro de olor inconfundible.
Al cruzar la última carretera decidí al fin, ponerme sobre mis flamantes esquíes. Iba a ser la primera vez que usaba este tipo material y esquiaba. Ya aprendería mirando a mis compañeros esquiar, pensé…
Al alejarnos de la humanidad, nos adentrábamos en un paisaje blanco inmenso, repleto de nieve virgen.
Una vez observado la progresión sobre los esquíes de mis compañeros, les seguí dando tumbos y clavando los palos de esquí a los lados para evitar caerme de lado.
Las fijaciones de backcountry nórdico solo se sujetan a la puntera de las botas a través de una barra que tiene en las punteras. Las fijaciones son fijas, lo cual no se sueltan de la bota. En caso de caída hay que volver a soltar la fijación del esquí y volverse a incorporar para luego fijar la bota de nuevo, y así estuve durante horas el primer día, parecía una croqueta rebozada en nieve seca.
18 kilómetros de travesía más tarde, decidimos que ya era hora de atravesar el valle y acampar en un lateral junto a unas casas de madera que veíamos a lo lejos.
Una de las primeras curiosidades es la distancia en el ártico. La falta de contaminación y polvo, hace más nítido el paisaje, lo que aparentemente está cerca, lo normal es que nos cueste otras dos horas de esquí, como ocurrió.
La nieve recién caída tapaba el lecho de un ancho río helado y los batacazos de los tres se fueron sumando hasta llegar cerca de las casetas de madera.
Ladridos de perros no avisó de que íbamos a acampar cerca de las instalaciones de un criadero de perros de trineo. Esta noche tendríamos serenata pensamos. Pero decidimos quedarnos, así si labrasen nos alertaría de la presencia de algún oso polar despistado. Fue la única noche que no montamos la valla de alarma perimetral.
Día 1.
Campamento ‘Perritos’.
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