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José Trejo

Un extremeño en el Ártico

Explorando tumbas esquimales

Una de las tumbas que se encuentran en la antigua ciudad llamada Nennortalik, cerca de una gran cruz, es lo único que queda de ese antiguo gran asentamiento del 1720, que fue desplazado en 1830, hasta el lugar donde se encuentra ahora la cuidad de Nanortalik./

<<Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte>>

Leonardo Da Vinci

¡Por qué tener miedo, sabiendo que forma parte de la vida!

En ciertas sociedades el asunto funerario es considerado todavía como tabú, o se le procesa un miedo atroz, y se le aparta poniéndole tapias y lejanía de la vida.

Cementerio actual con bonitas vistas. Isla de Saarloq

En cambio, en otros lugares lo entienden de otro modo. Se comparte el lugar donde se hace la vida, incluso en el centro de los poblados se pueden ver tumbas, cruces de difuntos y demás ornamentos funerarios, dándole más normalidad al tema de la muerte.

Montaña Illerfisalik 1752 metros de altura

Cumbres recién nevadas de la imponente montaña que se yergue sobre el fiordo de Tunulliarfik y el fiordo de Qoo llamada Illerfisalik. Quizás es uno de los fiordos más altos del planeta.

Illerfisalik significa en groenlandés ‘lugar donde hay tumbas’. En el siglo XII d.c. ya llevaban asentados los vikingos en el sur algo más de 200 años, y bajo las laderas de esta montaña, con el apoyo de un importante granjero procedente del actual Qassiarsuk (Brattahlið), se erigiría la capital religiosa  vikinga llamada (Garðar) Igaliku actualmente, unos de los significados es ‘lugar donde se cocina’. Con su obispo incluido, procedente de Noruega, era el señor más importante de aquellas tierras.

(Garðar) Igaliku actualmente. Pintoresca población a las faldas del Illerfisalik, bañada por las aguas del fiordo del mismo nombre Igalikup Kangerlua. Foto hecha en el collado del ‘Camino del Rey’, desde cual podemos ver los dos fiordos que se adentran en esta localidad.

Excavaciones arqueológicas recientes  hallaron los restos de uno de los nueve obispos que albergaron los muros de la catedral de Igaliku, construida con la característica roca arenisca, que solo se encuentra en los alrededores, de color rojo con pigmentos blancos, muy apreciada por los más acaudalados para construir y decorar sus casas en el pasado.

Restos de la catedral de Igaliku, se puede observar el dintel, del antiguo establo y único que albergó ganado vacuno en Groenlandia en aquella época.

Cuando fallecían los grandes dirigentes vikingos, eran enterrados en lugares de muy difícil acceso, particularmente  en la cumbre de Illerfisalik. Un gran séquito transportaba el féretro dificultosamente ladera arriba para rendirle el último adiós a su señor.

En cambio, la sociedad esquimal lo llevaban a cabo de forma  más sencilla y natural, pero rindiendo el mismo respeto a sus seres queridos, sobre todo, a los grandes cazadores y costureras, aquellos que habían mantenido la supervivencia del clan.

Es fácil toparse tanto con antiguos asentamientos como enterramientos esquimales, diseminados por toda la geografía groenlandesa, y más fácil aún ahora , ya que los lugares están marcados en muchos mapas de excursionismo.

Como siempre, me mueve la misma curiosidad, y en los ratos que podemos, hacemos alguna investigación de ‘campo’ o exploración, para conocer más esta tierra. Al vivir tan aislados incluso en la actualidad, se suelen elegir lugares ‘especiales’ para enterrar a los seres queridos, no siendo necesariamente cementerios ya establecidos por la comunidad, si no lugares escogidos por la familia, fuera de esos cementerios.

En el mapa, se pueden ver unas cruces de color negro, son enterramientos esquimales, si son de color rojo, son ruinas vikingas.

Una de las tumbas que se encuentran en la antigua ciudad llamada Nennortalik, cerca de una gran cruz, es lo único que queda de ese antiguo gran asentamiento del 1720, que fue desplazado en 1830, hasta el lugar donde se encuentra ahora la cuidad de Nanortalik.

Se suelen encontrar dos tipos de enterramientos: Los de ‘verano’ y los de ‘invierno’.

Según las condiciones climatológicas del momento, se puede averiguar en qué época del año fue enterrado el difunto, debido a una cosa sencilla, si el suelo estaba helado o no. Pues era difícil poder cavar por la dureza del suelo en la época fría, de modo, que se rodeaba al fallecido con pequeñas rocas, cuidadosamente dispuestas, creando una cavidad con forma de domo, encima de la nieve helada. Con el paso de la estación fría, este montón de piedras se iría deformando, hasta a veces colapsar, debido a la falta de consistencia, cuando se derrite la nieve y el terreno que normalmente es blando por la capa vegetal de turba.

En cambio en verano, se cavaba un foso en la turba, para luego rodearla de rocas de forma de pentágono alargado, haciendo un techo del mismo material.

Enterramiento de ‘verano’, en la isla de Nanortalik

Tumba de ‘invierno’ en un islote, muy cerca de Narsarmijit, cabo de Farewell.

Pero lo más importante era su emplazamiento. Siempre debía ser un lugar con un encanto especial, por ejemplo, un promontorio donde hubiera una bonita vista, cerca de arroyos donde se respira energía… a las faldas de las montañas, o donde se abren los grandes valles, o en las praderas de alguna isla.

Una de las tumbas que hay diseminadas en el fiordo de Tasermiut. Al fondo la montaña de Napasorsuaq o ‘la catedral’, en la esquina inferior izquierda, montón de piedras con musgo, si apartamos alguna de sus rocas con cuidado, podemos ver osamentas de al menos cien años de antigüedad.

Tumba de ‘invierno’. A veces por falta de experiencia…algunos se suelen encaramar encima de un enterramiento esquimal, creyendo que es solamente un montón de piedras, en este caso, esta tumba se encuentra cerca de nuestro campamento base del Suikkassuaq. ¡Chema!!! ¡Bájate de ahí!!!

Cruz sobre el promontorio de un antiguo poblado de finales del siglo XIX. Fiordo de SØndre Sermilik.

Donde indico con el dedo, hay tres tumbas más. Península de Nuugaarsuq. Siempre en terreno elevado y con espectaculares vistas.

A veces también, se suelen marcar con placas de piedra o monolitos, lugares de importancia, por sucesos acaecidos en el pasado.

Explorando en kayak el lago más grande del extremo Sur Groenlandés, nos topamos con un pequeño monumento a lo lejos, en medio de una de las únicas masas forestales que se encuentra en Groenlandia,  llamada Qinnguadalen. Al principio, nos parecía un indicativo de este famoso y único bosque milenario de abedul enano, llegando algunos ejemplares a alcanzar la altura de 5 metros.

Al  llegar a él, vimos una cruz y un pequeño monolito de piedra de ‘Igaliku’, piedra muy apreciada por los lugareños, que fue puesta recientemente. Al regresar de nuestra pequeña exploración llevamos la foto para saber algo más del asunto, ya que había grabada una inscripción en ella en lengua groenlandesa o kalaallisut.. Se trataba de un pequeño homenaje, de un accidente que ocurrió en verano del 2006, un grupo de escolares mientras hacían un recorrido a pie,  al tratar de cruzar uno de los numerosos ríos de montaña, dos niños fueron arrastrados por la corriente del agua, hasta quedar atrapados por la ramas de árboles sumergidos hasta ahogarse.

¿Y cómo llegaron hasta este paraje tan alejado de las rutas normales? donde el acceso es incluso difícil para los más aguerridos excursionistas que han sufrido para llegar  o simplemente se dieron la vuelta, debido al espeso matorral casi impenetrable de abedules enanos y de sauce, que está tapizado todo el paisaje, además del incesante bombardeo de las grandes nubes de mosquitos que hay en las turberas. Fue debido a que quisieron salir cuanto antes de la zona, y trataron de coger un atajo, metiéndose en la boca del lobo.

Pequeño monumento en la orilla del lago Tasersuaq, bosque de Qinnguadalen.

Otras veces, los hechos fueron tristemente históricos, como sucedió en la población de Tasiusaq del Sur. Fue en 1865. Según los datos meteorológicos, aquel año tuvo un crudo invierno, tanto que los barcos de suministros llegaban con mucha dificultad por la banquisa de hielo, a la isla más importante para después, desde allí,  traspasar las provisiones y combustible para las calderas de las casas a barcos más pequeños, y adentrarse en el fiordo para aprovisionar esta pequeña localidad. Pero aquel año no pudieron llegar a tiempo, y todos sus habitantes perecieron de frío y hambre.

David frente al pequeño monolito que hay encima de uno de los antiguos Igloos, recuerda la trágica historia de Tasiusaq, homenaje de aquellos fallecidos del 1865.

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Sobre el autor

De espíritu inquieto, busco retos para no ahogarme en lo cotidiano. Mis dos pasiones son los deportes de aventura y los entornos naturales inhóspitos


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