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José Trejo

Un extremeño en el Ártico

Llegamos al invierno Noruego

En vuelo, nos despedimos del templado Sol del invierno español ¿¡qué tal lo llevaremos sin verle una semana!?/

 

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Moslih Eddin Saadi

 

Debo hacer una crítica en el primer párrafo para esta nueva entrada del blog, ¡las conexiones de transporte desde Badajoz a Madrid no son nada buenas!, sobre todo a la hora de tomar un avión en el aeropuerto Madrid-Barajas Adolfo Suarez.

Llevo un tiempo viajando y la inmensa mayoría de las veces tenemos que coger el vehículo propio o en su defecto hacer una noche en la capital para poder viajar en transporte colectivo, ya que los horarios de autobuses no suelen cuadrar, o no tienen suficiente margen para la necesaria facturación de equipajes y espera de más de dos horas en los vuelos internacionales, eso sin contar que el viaje en tren es de más de 5 horas con peores combinaciones y menos trenes.

 

El viaje a Tromsø (Noruega) suele tener como mínimo una escala para que salga económico. Esta vez el vuelo será Madrid- Londres (aeropuerto de Gatwick) y Londres- Tromsø, el viaje nos llevará entre vuelo y espera para llegar a nuestro destino de unas 10 horas.

Amanece en el aeropuerto de Madrid, la temperatura es buena, ronda los 12º centígrados. A través de las grandes ventanas de la zona de embarque ya se ven los primeros rayos de sol, estoy deseando presenciar ese fenómeno astronómico de la noche polar, será la primera vez que lo vivamos, además de ser el destino más alto de latitud  en el globo en el cual hallamos estado, para mi es la segunda vez que cruzo el Círculo Polar Ártico (Kangerlussuaq, Groenlandia 2013), me recorre por el cuerpo escalofríos !emocionante!

!Hacia el Norte! 70ºN

En vuelo, nos despedimos del templado Sol del invierno español ¿¡qué tal lo llevaremos sin verle una semana!?

Sobrevolamos las cercanías de Londres, el sol quedó atrás, la cosa ha cambiado drásticamente en apenas tres horas. Ha debido ser una noche gélida, vemos los campos cubiertos de nieve. Se cumple la predicción meteorológica, está avanzando un potente frente polar desde Noruega hacia el Sur, hacia la península ibérica.

Cómodamente, bajamos del avión en el segundo aeropuerto más grande de Londres y del Reino Unido y nos dirigimos a la zona de “en tránsito”, ¡sorpresa! debemos volver a pasar de nuevo por un arco de seguridad, con la correspondiente identificación del ticket de vuelo y pasaporte, legado del 11S seguramente.

Londres tiene fama de comida cara y no muy buena. La regla se cumple y más en el aeropuerto, me acaban de soplar por un mal café y un simple croissant sin relleno ¡6 euros!

¡Qué recuerdos! Hace algún tiempo, visité  durante cuatro días esta preciosa ciudad, pero entre comidas “económicas” y  algún que otro transporte nos habíamos gastado un “pastizal”. Hay cosas que no cambian…

Bebe o/y pírate

Después de pasar hasta tres veces el camarero a nuestro lado echándonos una “extraña” mirada, decidimos cambiar de “percha”, y esperar de pie a nuestro siguiente vuelo. Los españoles tenemos fama de acaparar las mesas de un velador durante horas sin pedir una consumición, pero en este caso después del costoso café y el insípido croissant, resistimos tres miradas inquisitivas del ávido camarero.

Conforme vamos viajando rumbo Norte, la luz solar cada vez va desapareciendo más rápidamente. En el invierno boreal, el eje de la Tierra se ha desplazado al máximo de su inclinación con respecto al Sol y la oscuridad se ha apoderado del paisaje que hay a vista desde el avión. Volamos por encima de un mar de nubles, por la ventana se ve  la curvatura de la tierra con un horizonte rosado, tenues rayos de luz del atardecer iluminan los minúsculos cristales de hielo que flotan en el aire, son los llamados cirros o nubes de gran altura sobre el límite de lo respirable por los seres vivos.

Noruega se extiende sobre una gran franja del extremo Noroeste de Europa, y gran parte está situada como ya sabemos en la franja fría del hemisferio Norte, pero tiene una particularidad, los inviernos son relativamente suaves a pesar de estar bañada por las aguas gélidas del océano glaciar ártico. El motivo es la famosa corriente del Golfo, incluso más al norte se sitúan las islas más septentrionales llamadas Lofoten, el clima sigue siendo benigno con grandes masas de vegetación arbórea igual como sucede en la región de Troms a la cual vamos, bosques de abedules boreales y abetos que le da ese encanto tan especial como típico de postal navideña.

 

Aterrizaje, ¡agárrate!

¡Cómo avanza la técnica! Podemos disfrutar de wifi gratis en el avión, incluso podemos acceder a los datos de vuelo desde el teléfono durante el viaje, ¡impresionante!

El sobrecargo avisa por megafonía de la aproximación al aeropuerto de Tromsø, el avión comienza a descender en la profunda oscuridad atravesando el mar de nubes que iluminaba la luna. Por la ventanilla puedo ver la luz verde de estribor y las luces estroboscópicas de aproximación reflejando el fuselaje, nos estamos introduciendo en una espesa nubosidad, y que poco a poco se van apreciando capas densas  de partículas que son cortadas por el borde del ala, no es agua sino nieve, mucha nieve, que a gran velocidad pasa por el vibrante plano, el avión se mueve dando bandazos como si estuviera flotando en una masa agitada cada vez más densa y blanca, imagino que el comandante no tendrá ninguna referencia visual de la pista de aterrizaje ¡ufff! escalofríos y excitación.

De repente el aparato deja de moverse en su descenso, vuelve a planear suavemente, acabamos de atravesar la capa de ventisca. Se aprecia un gran macizo montañoso de fiordo al lado, lo recuerdo en los muchos mapas que estudié de la zona, nos desplazamos paralelamente a él. La claridad de la cuidad refleja la luz en el techo de las tupidas nubes iluminando de tonos cálidos la blanca superficie nevada.

Oímos el sonido de los servos de los flaps de las alas extendiéndose al máximo vamos a tomar tierra, el primer toque con la pista de las ruedas de la aeronave no hace presagiar el bandazo que acto seguido hace hacia la derecha. El Boeing 737-800 acaba de derrapar desplazándose sobre una gran pista blanca totalmente helada, seguido de un frenazo brusco debido al flujo invertido de sus motores a tope junto con los aerofrenos, los cinturones seguridad de los asientos nos sujetan de la enérgica inercia. El comandante acaba de quedar el avión prácticamente parado en medio de la pista en pocos metros, ¡APLAUSOS!

 

Aquí os dejo algo de NORWEGIAN  joven compañía aérea, una de las flotas más nuevas y respetuosas con el medio ambiente del mundo.

¿Qué son flaps?

Avión aterrizando en la pista helada de Tromsø, ¡pero con luz SOLAR!

Hay que tener precaución de no resbalar, el suelo del estacionamiento del avión está totalmente helado.

Lo habituales y los viajeros reincidentes saben qué hacer cuando estaciona el aparato, Rafa y yo vemos con cara de asombro  lo que sucede, la gente se está enfundando capa sobre capa para salir del avión. ¡Bien! pues como dice el refrán, adonde fueres haz lo que vieres.

Continuará…

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Sobre el autor

De espíritu inquieto, busco retos para no ahogarme en lo cotidiano. Mis dos pasiones son los deportes de aventura y los entornos naturales inhóspitos


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