Cuando nuestros sueños se han cumplido es cuando comprendemos la riqueza de nuestra imaginación y la pobreza de la realidad.
Ninon de Lenclos
Después de nuestro viaje a Noruega en busca de esas preciosas luces polares, no he podido evitar recordar aquel sueño hecho realidad años atrás llamado “aurora boreal”, por eso quiero escribir esta nueva entrada como segunda parte, de “A la caza de las luces del Norte”
Para hacer este nuevo capítulo me he servido de una colección de fotos de auroras que he ido “mendigando” a lo largo de los años a mis amigos y compañeros con los que he compartido días de aventura en el ártico. Aquí os mostraré algunas de ellas.
¡Jose! ¿Allí donde vas hay auroras? ¿Dónde se pueden ver? ¿Qué son?…y así muchas más preguntas.
Trataré de responder a todas estas cuestiones y curiosidades, pero sobre todo para que sirvan estas palabras y fotos como una pequeña ayuda o empujón a alguno para lanzarse a la caza de las escurridizas luces polares.
Comienza el baile de los vientos del Norte
Son finales de agosto de 2011.
Se sienten voces y agitación a lo lejos, el lugar que nos encontramos más bien parece la luna, estamos en un yermo y alejado campamento de dunas de fino polvo color gris y solitarios bloques erráticos de roca, lejos de la civilización. El silencio nocturno se rompe a veces por unos lejanos y atronadores derrumbes, provocados por grandes masas de hielo que caen desde gran altura hacia el mar. Nos hallamos en un lugar inhóspito donde siempre sopla una helada brisa por las noches. Dani ha dado la señal pero sin antes preguntar a Javier, nuestro maestro
-¡Sí! lo que acabas de ver es el inicio del baile, ciertamente.
Sentenció.
-¡Corre ves a avisar a todos!
Dijo a Dani.
Hacía un par de semanas que no regresaba a este apartado campamento yendo de aquí para allá, más ensimismado con mis cometidos y sin mucho interés por verlas, ya que hacía días que estaba nublado y era habitual la lluvia fina por la zona. Se corrió la voz de que esa misma tarde el tiempo estaba estabilizándose, incluso se dejó ver el Sol después de muchos días.
Me comentaron que noches antes vieron unas tenues manchas blancas parecidas a nubes y que era difícil distinguirlas. Esa noche una fresca brisa soplaba constantemente moviendo la masa nubosa. Después de casi dos meses expectantes al fin había muchas posibilidades de ver nuestras primeras auroras, lo estábamos ansiando todos ¿se materializaría ese sueño aquella noche?
Aunque todavía la claridad del Sol afectaba al firmamento tardando en oscurecer, desde un transparente cielo estrellado las luces del Norte llegaron, comenzando a caer tímidamente en la noche ártica.
Salimos sobresaltados de nuestras tiendas dando tropezones, más pendientes de mirar el firmamento que evitar los obstáculos. La excitación se apoderaba de todo el campamento, donde estábamos más novatos que expertos, correteando y mirando hacia todos lados de la esfera celeste,
– ¡¿Dónde?! ¡¿Dónde?! ¡¿Dónde están?!
Uno riñe a alguien en medio de la oscuridad
–¡apaga la luz que llevas que no vemos nada!
Reconozco una voz, es la de Javier
– ¡mirar al Norte siempre hay que mirar hacia el Norte, es por donde aparecen!
Tratamos de identificar la constelación que guiará las miradas hacia ese punto, era cuestión de hallar a la majestuosa Osa Mayor, entre miles de estrellas pero aun así fue fácil de identificar. Reconocidos los astros Dubhe y Merak, trazamos una línea imaginaria extendiendo la prolongación entre ellas, y allí estaba la Estrella Polar, al fin el punto cardinal que buscábamos.
Al principio nuestras miradas eran de sospecha, creíamos que podrían ser simples cirros o nubes de altura, pero se iban transformando en curiosidad y en un rato en asombro, poco a poco ante nosotros estaba apareciendo una ancha línea blanca flotando en el firmamento, que al cabo de un rato, fue cogiendo más grosor, era una Corona Aural que atravesaba de lado a lado el horizonte, iniciando el sutil baile de las luces del Norte o Aurora boreal ¡al fin!
Sonrisa de satisfacción y “piel de gallina”, nos mirábamos los unos a los otros buscando la misma sonrisa de complicidad y entusiasmo, estábamos viendo nuestra primera aurora polar. La expectación iba en aumento, cada vez se veían más auroras, apareciendo y desapareciendo constantemente, cambiando de color e intensidad, a veces como cortinas llevadas por la brisa, otras largas y homogéneas manchas en el firmamento, incluso largos tentáculos que caían sobre nuestras cabezas, que daba la impresión que nos iban a atrapar.
-Mira aquellas, por ahí ¿las ves?
-Ohhh aaaaala
Al rato, otro avisaba de una nueva aurora que aparecía desde lo alto del campo de hielo, más bien pareciendo una sinuosa autopista de varios carriles.
Eran más de la una de la madrugada y estábamos helados, pero ¡qué más daba! aunque nos afectaba el frío seguíamos correteando de aquí para allá, para absorber todo aquel maravilloso acontecimiento natural.
Al final el cielo se volvió verde fluorescente ¡inmenso! y no había nada comparable con la emoción que sentíamos, “estamos en otro planeta” dijeron algunos impresionados por lo que vivimos, el espectáculo fue inolvidable.
Aquí os dejo algo más de información para que localicéis La Polar y encontrareis el Norte.
Algún dato técnico sobre las Auroras Polares
En pocas palabras…Todo comienza en el Sol, las erupciones solares desprenden a gran velocidad y a altísimas temperaturas partículas altamente energéticas y que poseen, además, carga eléctrica, a esta corriente de partículas se le llama viento solar. Cuando este viento solar es captado bajo la influencia del campo magnético terrestre, alcanza las capas más altas de la atmósfera (ionosfera), algunas de estas partículas son atraídas hacia los polos de la Tierra.
Las partículas de viento solar, al chocar con los gases de la ionosfera cayendo desde una altura de 100 kilómetros aproximadamente comienzan a brillar, produciendo colores como, verde, rojo, azul, violeta y amarillo, dependiendo de los diferentes compuestos de la atmósfera, oxigeno, nitrógeno etc.
¿Desde qué parte del planeta pueden verse? El viento solar crea un cinturón ovalado atraído por el campo magnético hacia lo polos rodeándolos, por ello no es necesario estar en el Polo para verlas. Hay más probabilidades cerca de los círculos polares Ártico y Antártico, entre los paralelos 54 y el 70 aproximadamente. Las más intensas suelen ser las del hemisferio Boreal.
Dato curioso, debido a la gran intensidad geomagnética producida por la Tierra se han llegado a avistar en la cornisa cantábrica.
Mejores lugares en invierno y verano
Las podremos ver en diferentes lugares del planeta, tanto invierno como a finales de verano. En el Norte las llamadas Auroras Boreales, y en el Sur las llamadas Auroras Australes.
Los lugares más accesibles para el avistamiento en invierno en el hemisferio Boreal, es entre los meses de finales de octubre hasta marzo. En todo el Norte de Escandinavia, en las localidades Noruegas de Tromsø, Alta, isla de Senja, Islas Lofoten y la provincia de Kirkenes.
Rovaniemi y Sodankylä en Finlandia.
En la mitad del Ártico canadiense como en la localidad de Nunavut y Territorios del Norte.
En Alaska centro y norte, en la localidad de Saskatchewan.
En Islandia en Invierno y a finales de verano en Akureyri, Reikiavik, Vik.
En el Sur de Groenlandia tanto en invierno y como al final de verano, entre la localidad de Kangerlussuaq y hasta Nanortalik.
Las auroras Australes son algo más inaccesibles de ver, ya que la tierra no alcanza el Círculo Polar Antártico, pero aun así, hay probabilidad de verlas en el Lago Tekapo isla Sur de Nueva Zelanda, en la isla de Tasmania de Australia y el extremo Argentino. Siendo la mejor zona para verlas pero menos accesible, la propia Antártida.
PARA MÁS INFORMACIÓN CONSULTAR AQUÍ
http://www .tierraspolares.es/
http://tasermiutgreenland.com/
Leyendas Esquimales
Assarneriq o juego de pelota. Los esquimales de la costa oeste de Groenlandia creían que las almas de los muertos o bien penetraban en la tierra, o bien se sumergían en el océano, o bien ascendían al cielo. Al ver estas extrañas luces en el cielo creían que las almas que decidían por el camino celestial, se las podía contemplar por la noche jugando a la pelota con el cráneo de una morsa.
En el folclore esquimal, creen que la aurora produce sonidos, estos son causados por el paso de las almas sobre pequeños montones en la nieve helada.
Muchos esquimales creían ser capaces de oír el sonido de las luces del norte. Es posible imitar dicho sonido silbando; de este modo, dentro de la mitología local, se puede hacer que la aurora se acerque para susurrarla mensajes que serán enviados a los muertos.
En el folclore de los esquimales del este de Groenlandia. Las luces del norte pueden ser llamadas “alugsukat”,que significa nacimiento secreto.
Algunas recomendaciones para ver las auroras
-Como siempre digo, estamos a merced de las condiciones naturales, es muy difícil proporcionar detalles exactos sobre estos acontecimientos, por ello hablaremos de probabilidad de avistarlas.
– Causas: Actividad del Sol, intensidad geomagnética de la Tierra, el volumen de viento solar, los gases de la atmósfera y la nubosidad meteorológica.
-Constantemente están llegando partículas procedentes del Sol pero no las podemos ver si es de día.
–Existen paginas wed donde consultar la probabilidad de la corriente de viento solar.
Recomendaciones para fotografiarlas
El espíritu de los vientos puede ser también muy caprichoso
Cuanta más contaminación lumínica peor las veremos, así que lo mejor es apartarse de las ciudades, la Luna suele tener también un efecto negativo, dependiendo de la intensidad de la aurora.
No se necesita ningún equipo de observación especial, excepto los ojos abiertos.
Si deseas fotografiar la aurora boreal, necesitaras una cámara adecuada. La mejor elección es una cámara reflex (SLR) cuya velocidad de obturación pueda ser elegida manualmente.
Los tiempos de exposición generalmente varían, entre 10 y 30 segundos cuando se utiliza un ASA de 400. Normalmente, una exposición más larga no merece la pena porque las estrellas ya no aparecerán como puntos. En su lugar, formarán líneas cortas o arcos debido a la rotación de la tierra.
Sin un buen trípode resulta muy difícil mantener la cámara en la posición exacta durante todo lo que dura la exposición; y quién quiere mirar una foto borrosa. Con un cable exterior podrá evitar muy sencillamente mover la cámara al comienzo de la exposición.
Aquí os dejo unas imágenes en movimiento o Timelapse y un par de vídeos de auroras espectaculares.
Timelapse desde Tasiusaq – Groenlandia de Juan Carlos Casado, del proyecto Shelios.
Observatorio de las auroras boreales isla de Senja – Noruega
Avistamiento Aurora Austral, desde la isla de Tasmania – Australia
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