Desde hace más de veinticinco años, vengo realizando el censo de cigüeñas de la ciudad de Cáceres, entre otros muchos lugares de Extremadura. Recuerdo que la primera vez que lo realicé fue a instancias de mi amigo Santiago Hernández, y lo hice acompañado de una joven y guapa estudiante de magisterio que se llamaba Ana Salas Blanco. A ambos nos unía la activa militancia en ADENEX, una recién creada y comprometida asociación ecologista que supo recoger el impulso y el compromiso de muchas gentes de Extremadura preocupadas por el medio ambiente en un difícil momento en el que muchas veces eran las propias administraciones quienes promovían acciones contrarias al patrimonio natural de Extremadura, que ellas deberían conservar.
Ana Salas nos dejó iniciado un camino que hemos seguido durante todos estos años: censar las cigüeñas de la ciudad y trabajar con los alumnos el acercamiento a la ciencia de la etología, tratando de que contabilicen los efectivos poblacionales y analicen el compartimiento de nuestras familiares zancudas.
Este preámbulo es justificación para decir que sabemos con bastante exactitud cómo ha evolucionado la población de cigüeñas de Cáceres, las medidas que se tomaron para aumentar la colonia urbana que por el año 1992 se encontraba en regresión, lo que motivó la celebración en nuestra ciudad del I Congreso Internacional de las Cigüeñas y el posterior aumento de su población hasta este año.
La sorpresa ha sido cuando hemos realizado el censo de nidos y pollos existentes en la Ciudad antigua y en la Ribera del Marco en 2012. Solo daré un dato: el pasado año en esta zona había más de trescientos pollos adornando palacios, torres, iglesias y espadañas de la ciudad y en algunos árboles y algún moderno edificio; este año a mediados de junio solo seis cigoñinos se encontraban en la ciudad. Es una verdadera tragedia que conviene conocer, analizar y estudiar si consideramos que el patrimonio natural de la ciudad antigua y la Ribera del marco es uno de los principales valores de nuestra ciudad y un complemento imprescindible de su rico patrimonio cultural.