Koh tao (Tailandia).La isla del buceo. | Viajando sin Mapas - Blogs hoy.es >

Blogs

Elvira Gallego

Viajando sin Mapas

Koh tao (Tailandia).La isla del buceo.

Saltar. Una mano sujetándote el cinturón de pesos. La otra, asegurando las gafas. Ya estás en el agua. Inflas el chaleco. Ahora. Llegó el momento. Tu momento. Desinflas lentamente el chaleco mientras tu cuerpo se va hundiendo y sientes cómo se deja arrastrar hacia el fondo. Tu cuerpo no pesa. Solo baila con el agua. El aire entra en tus pulmones a través del regulador que llevas en  la boca unido a la botella y, poco a poco, las inspiraciones dejan de ser pensadas…y permiten el paso a la meditación más profunda…entonces…ya solo existes tú, con tu movimiento lento y suave a través de la distancia, mientras te cruzas con  peces de todos los colores que te observan queriendo bailar contigo. Inflas tus pulmones  y tu cuerpo sube regalándote  alas. Expiras despacio y bajas….el arte de mantenerte en el mismo lugar es un juego mágico con tu cuerpo y el control de tu mente. Allí abajo todo es “aquí y ahora”. Nada existe entonces, solo tu cuerpo dulce atravesando tus miedos. Aquí eres parte del medio y sólo disfrutas de él. Bailar…bailar en el agua…flotar…volar…respirar…meditar…observar…Si existe algo cercano a la verdadera felicidad…eso es bucear.

Koh tao es la isla tailandesa del buceo. Decenas de centros de buceo, dispersados por toda la costa, te ofrecen la oportunidad de tu “bautismo” o de  seguir formándote profesionalmente.

Llegué  para volver a bucear después de muchos meses de deseo y espera y aquí estaba ya.

Después de buscar dónde dormir, me dirigí directamente a uno de los centros para sacarme el siguiente nivel de submarinismo: “Advanced”. Tras unos días y 6 inmersiones ya tenía mi carnet preparado.

Una de las inmersiones fue la de profundidad, bajamos a 30 metros, compensando los oídos todo el tiempo (tapándote la nariz y soplando por ella hacia fuera) para evitar daños auditivos. Otras fueron de orientación, trabajando con la brújula, buscando direcciones y aprendiendo a orientarte donde no existe el horizonte. La inmersión nocturna fue la más excitante, con una linterna en la mano derecha que te abría la oscuridad más inmensa del océano. Señalar con la luz un pez que duerme, de forma oblicua e indirecta para no despertarlo ni provocarle estrés, entrega, al que observa y busca, la sorpresa más satisfactoria del mundo.   Dar la vuelta a una roca y encontrarte de frente con decenas de puntos de luz en un fondo difusamente ennegrecido fue tan emocionante que dos gotas de felicidad recorrieron mi rostro mojado. Decenas de buzos señalando su posición con un  tenue rayo de luz, el mosaico de linternas maravilloso de aquellos que aman lo mismo que tú…el mar…la vida subacuática…la calma profunda que sólo allí abajo puedes experimentar…

El fondo de Koh tao no es especialmente espectacular, pero sirvió para calmar mis ganas. Debido al exceso de buceadores inexpertos, y muchos de ellos irresponsables en la práctica, deja la imagen de mantas de corales rotos en un fondo demasiado maltratado. En los puntos de buceo, era normal ver 20 barcos con un montón de buceadores cada uno, esperando para saltar o esperando para subir. Demasiado. Lo mejor que aprendí de mi instructora brasileña en Malasia, fue el respeto a lo que estás viendo. Un buceador nunca debe tocar absolutamente nada ni molestar en lo más mínimo la vida que observa. Cuando sale del agua, debe parecer…que nunca estuvo allí. Recordarla flotando en el fondo y recogiendo los plásticos que, con dolor, veía entre corales es lo que más me enamoró del buceo y lo que me hace, a día de hoy, seguir admirándola profundamente.

La isla como tal es demasiado turística y ha perdido gran parte del encanto de lo que se mantiene auténtico a lo largo del tiempo. Muchas tiendas, muchos pubs, muchos hoteles, muchos turistas y la dedicación casi exclusiva de la población local al turismo. Adaptación total a las costumbres de los visitantes con la pérdida irreparable de la propia identidad. El eterno dilema de todos los pueblos en el punto de mira del turismo exterior.

No obstante, perdiéndote con la moto, puedes encontrar alguna cala olvidada donde poder disfrutar de la soledad.

Pasé un par de días más descansando después de los madrugones y las inmersiones, y compré un billete de barco para Kohpayam, en la costa opuesta de Tailandia, según escuché, más tranquila y menos transitada.

El barco zarpó a las once de la noche y llegamos al puerto de  Chumphon a las 5 de la mañana. Allí cogí un bus  para cruzar la zona peninsular hasta la otra costa y volví a coger un barco hasta Kohpayam. Ya en el puerto, el panorama se advertía completamente diferente al del puerto que llevaba a Koh tao: barco pequeño típico tailandés, solo unos cuantos turistas, y cestos de frutas, pescados y carnes de los comerciantes locales….Kohpayam…aún no era muy anhelada….prometía…

 

Temas

Otro sitio más de Comunidad Blogs Hoy.es

Sobre el autor

Cuando uno comienza a viajar sin mapas, sin reloj, sin móvil y sin billete de vuelta, tus sentidos se despiertan inesperadamente y comienzas a percibir el olor de cada segundo, el sonido de cada silencio... Tus ojos se convierten en cámaras fotográficas que disparan a cada paso congelando la imagen, y tu mente, en un maravilloso disco duro lleno de sensaciones indescriptibles que se convierten en el auténtico tesoro de tu existencia. Mi lema como viajera es " cada día orienta al siguiente".


febrero 2015
MTWTFSS
      1
2345678
9101112131415
16171819202122
232425262728