“La escritura a vuelapluma se escribe con el pensamiento”.
Hace unos días tuve la ocasión de disfrutar de un curso rápido de Escritura A vuelapluma, un par de horas en las que la escritora y bióloga Mónica Fernández-Aceytuno nos hizo volar con la palabra, el pensamiento y la imagen.
Y es que así es escribir a vuelapluma, es un pensamiento que atrapas, como una pluma que coges en el aire antes de que se la lleve el viento.
Fernandez-Aceytuno, que es una maestra de la escritura a vuelapluma, nos decía que este pensamiento viene originado por una emoción, que es como un flechazo, un enamoramiento. Un olor, una imagen, algo que te enamora de la naturaleza en un instante, un destello que se transforma en palabras.
“Para decirlo todo, no hace falta escribirlo todo”.
Y qué difícil es resumir en pocas palabras todo lo que se quiere decir, resumir la emoción reflejándola a la vez en toda su intensidad, transmitir el pensamiento de algo que te hace sentir en ese momento y trasladarlo a la hoja en blanco.
“La escritura a vuelapluma es mirar, pensar y escribir.”
Capturar el instante y escribirlo sin esfuerzo.
La escritura a vuelapluma brilla cuando se ha escrito, en ella no hay normas más que las del pensamiento, y no se retoca porque se escribe la emoción de lo que has visto.
“Que vuestro pensamiento florezca de palabras”.
Algunos ejemplos de escritura a vuelapluma son los Haikus, poemas de origen japonés que siguen una estructura de tres versos con 5-7-5 sílabas respectivamente. En el haiku se habla sobre todo de la naturaleza, de la emoción que supone su contemplación, el paso de las estaciones, los árboles y las aves, el reflejo del agua, la fuerza del viento…
Vuelan las grullas,
siluetas coronadas
entre la niebla.
También las greguerías y los aforismos son ejemplos de escritura a vuelapluma. Un maestro de las greguerías fue Gómez de la Serna: “los rosales son poetas que quisieron ser rosales”.
“Escribir como vivir, de manera natural, que parezca que escribes a la vez que vives.”
Si escribir es una forma de vivir, la escritura a vuelapluma es una escritura de la felicidad, un consuelo para la vida.
Acecha a sus presas el caballito sobre mis dedos, ajeno a la velocidad a la que ahora mismo late mi corazón.