A mi segunda ciudad en Polonia llegué un día antes de lo previsto. Justo saliendo de Cracovia le pregunté a una conductora que paró para cederme el paso en un semáforo, como salir de la ciudad. Entonces ella quiso saber a donde iba y yo le contesté mi dirección. Muy sonriente me invitó a que subiera, ya que nos dirigíamos hacia el mismo lugar.
Iba a comer con sus padres por la pascua, era una chica chiquitita, muy bien arreglada y rezaba el rosario que daban en la radio. Me quiso regalar un relicario y parte de las prendas de no sé que santos. Pero algo que he aprendido viajando es que cuantos menos iconos religiosos lleve uno mejor. Se pueden forrar contigo…
Como llegué antes de la cuenta a mi ciudad de destino, me tocó rogarle a la chica que me hospedaría que me dejara dormir un día antes en su casa. Estaba nevando y hacia un frio demasiado desagradable para poner mi tienda por ahí. A de mas la poli en Polonia es muy dura y tiene todo demasiado controlado como para tener un mal entendido acampando por libre.
Antes de encontrarme con ella, di un largo paseo por la ciudad. En una pagina de viajeros encontré a un Armenio, que se había criado en las Vegas y que vivía ahora por allí por una novia y no sé que mas.
Me dijo de encontrarnos y tomar algo y yo le contesté por supuesto. Vino a recogerme a un bar cerca de la estación. Traía puesta la canción de Prety Woman en un carrito con un altavoz.
¡ Bendita locura!
Era buena gente. Dimos otra vuelta por la ciudad y me presentó a todo el mundo.
Mas tarde fui a visitar a la chica que me hospedaría a su trabajo y finalmente dormí con ella. Era Ucraniana, estudiaba turismo en Polonia, dominaba siete lenguas, era guapa, alta y rapidísima. En las fotos no parecía tan imponente.
Hablando con ella me contó que había abandonado su país de origen para encontrar mejor vida en Europa.
Aun que desafortunadamente en una de sus historias me contó que había terminado trabajando como camarera en un bar de chicas del este, en una zona del mediterráneo. Por lo visto en sus practicas de la universidad le pagaban quinientos euros al mes y en el otro sitio ganaba doscientos euros al día… No tenía papeles.
Lo pasamos bien en lo que estuvimos juntos y creo que encontré una nueva amiga. Ella también preparaba un gran viaje para cuando terminara su universidad. En esos días conocí a otros chicos que me hospedarían en los siguientes días.
Uno de ellos se dedicaba a la botánica y me presentaron gente muy interesante… visitamos colegios y me llevaron a mil sitios. Que amables son los polacos y que grandes bebedores, aun que yo ya apenas bebo… son cosas que siempre apreciaré.
¡ Menuda Semana Santa!