El conflicto del taxi parece haberse convertido en una cuestión personal. Y esto siempre supone un obstáculo enorme para lograr su resolución.
Después de firmar un acuerdo en el que se fijaba la fecha de salida de la Plaza Mayor, se supone que todo está pactado y que por tanto no debe haber problema alguno para que el acuerdo no se ejecute. Sin embargo, un día después de que los taxistas dejaran la parada de la plaza, como estaba acordado desde ocho meses antes, emprendieron movilizaciones, pitadas sonoras, para exigir su regreso. Sin haber probado siquiera una semana si las nuevas paradas cubrían o no con sus expectativas. Esto no lo han podido probar porque no han utilizado todas las paradas que se han creado para ellos ni han promocionado el radiotaxi. Y en unas y en otro se ha invertido dinero público.
No obstante, han logrado con las protestas y gracias sobre todo al respaldo de más de 5.000 personas y los tres grupos de la oposición municipal que el alcalde se haga el sordo, deje de escuchar las pitadas y les ofrezca abrir de nuevo la puerta del diálogo, sin condiciones.
Los taxistas deciden aceptar la oferta aunque parece que se trata de otra puerta. Porque el suyo es un diálogo con condiciones. La primera reunión tiene que producirse el lunes, martes o miércoles de la próxima semana y en ella no puede estar el concejal de Interior, José María Nisa, según cuenta el presidente de los taxistas, Carlos Pena.
No parece entonces que los taxistas tengan ganas de ningún diálogo. Porque no se puede pedir a un alcalde que desautorice a uno de sus concejales ni que cuadre su agenda según las apetencias del sector de turno. Cuando ha aceptado volver a debatir un asunto suficientemente debatido y cerrado. Los taxistas no deben olvidar que son 29 y que el alcalde lo es y debe ser de una ciudad de más de 40.000 habitantes. Sus protestas han dado el fruto que buscaban, ser escuchados de nuevo y retomar una negociación en la que lograr más beneficios para el gremio. Es la hora del diálogo sin condiciones, de pactar y cumplir lo pactado. Y después será la hora de nuevas exigencias y quizás de más protestas si de verdad la situación económica del gremio es insostenible y está motivada por la desaparición de la parada de la Plaza Mayor. Pero esto no puede ser así un día después de abandonar la plaza. Esto solo lo pueden poner de manifiesto datos objetivos. Y hoy por hoy no los hay.