¿Por qué los políticos o algunos políticos no hablan claro? En los últimos días en Plasencia hemos tenido nítido ejemplo de esta realidad. Tanto en el PP como en el PSOE. La opacidad no es cuestión de siglas.

Después de llevar meses mareando la perdiz, los dos directores regionales que formaban parte del equipo de gobierno presentaron por fin la renuncia a sus actas de concejal. Que lo iban a hacer en el pleno ordinario se sabía cuando menos una semana antes. Sin embargo, ambos políticos presentaron la renuncia que todo el mundo conocía fuera del orden del día de la sesión. Y Elisa Cruz, para asombro general, alegó motivos personales. ¿Cuáles serán esos motivos que la llevan a presentar la renuncia en el mismo día, a la misma hora y en el mismo acto que su compañero Corchero? Ambos directores regionales han presentado su renuncia al acta de concejal porque así lo ha considerado oportuno el partido, después de compaginar cargos durante 14 meses uno y seis meses otra. Una combinación de cargos y tiempo que ha sido más criticada en el seno del PP que fuera él.

La opacidad persiste ahora para designar a los sustitutos de Corchero y Cruz. Quienes van a ser ya lo saben. Mayte Rivero y David Moreno han aceptado gustosos, pero parece que el secreto, aunque contado a voces, tiene que continuar hasta que los plazos burocráticos se cumplan.  Cosas de la política, casi siempre rezagada.

Más de lo mismo en el PSOE. El nuevo comité local de este partido ha querido romper al tiempo que los populares la tranquilidad política en la ciudad del Jerte. Y de buenas a primeras irrumpe con un comunicado en el que designa nuevo portavoz y viceportavoz del grupo municipal. Sin ninguna explicación más. Porque sí. Prefieren no decir que tanto el portavoz Francisco Barbancho como la exalcaldesa Elia María Blanco se encuentran en el grupo perdedor esta vez y que es su intención poner distancia de por medio con ambos. Sobre todo porque los dos están pendientes de un juicio oral acusados de presuntos delitos por haber participado supuestamente en irregulares adjudicaciones de obras.

Los que hoy lideran el PSOE no quieren saber nada de eso, quieren desligarse y ofrecer una nueva imagen del partido. Aunque la realidad es que, con o sin portavocía, Barbancho y Blanco siguen siendo concejales. Por tanto, rostros visibles del PSOE placentino. A los que hoy mandan les gustaría que se fueran, que dejaran el acta pero no se atreven a pedírselo públicamente todavía. Se quedan con la opacidad también. Y entonces se inventan esto del cambio de portavoz: un querer cortar y no poder, en realidad, que solo perjudica al PSOE. Porque pone de manifiesto que las guerras internas siguen en el partido y que los nuevos, como antes los viejos, están más centrados en ganar la pelea de gallos que en realizar una buena oposición municipal. Si no fuera así, hubieran permitido que Barbancho, el político con mejor oratoria del Ayuntamiento de Plasencia, siga hablando alto y claro. Pero el final de esta historia aún no se ha escrito. El siguiente capítulo le corresponde al portavoz propuesto, Jesús Muñoz.