Los buenos oficios como anfitriones de Fernando Campón y Matías Martínez Pereda me permitieron asistir en primera línea a la inauguración en Cáceres de la nueva sede del despacho de abogados Garrigues, que transformó el bufete por unas horas en la mayor ‘concentración’ de poder jurídico, político y económico de la ciudad con eso que los antiguos cronistas sociales llamaban la ‘creme de la creme’.
Cordial y elocuente, Antonio Garrigues Walker bromeó con su condición de «presidente objeto» mientras buscaba la mirada cómplice de la vicepresidenta segunda y consejera de Economía, María Dolores Aguilar, habilísima a la hora de recoger el guante.
—Dices «presidente objeto» y me miras a mí. ¿Por qué, por ser una mujer? –le espetó.
Las risas fueron el aplauso para su ocurrencia y rapidez de reflejos.
Enseguida el prestigioso jurista y experto en finanzas regaló un mensaje (muy creíble, viniendo de él) que surtió efecto balsámico. «El pesimismo es estéril. Y muy cómodo», dijo Garrigues. Argumentó con ejemplos. ¿Qué padre, sabiendo que su hijo no se encuentra bien, se limitaría a lamentarse y a no hacer nada? «Hay que tomar medidas». E insistió en la buena nueva: la crisis no será ni demasiado larga ni demasiado intensa. «Estoy convencido de que dentro de un año, o incluso antes, veremos signos de tranquilidad». Palabras como agua de mayo. El hombre que preside una empresa con más de dos mil trabajadores y casi trescientos socios (en su mayoría abogados y economistas) citó un caso práctico y directo de lo que él entiende por tomar medidas: haber contratado este mismo año a trescientos abogados jóvenes…
Cree Garrigues que en el valle de lágrimas de la crisis, hay que aplicar estímulos fiscales y financieros, pero también estímulos morales. «Es preciso un rearme ético».
Al final, yo trataba de adivinar en el rostro de los asistentes el efecto de su mensaje. Creo que el denominador común fue la satisfacción. En varios entreví solamente el eco del dicho inglés «el dinero no da la felicidad, pero quita los nervios». Pero en los más emprendedores crecía firme, vigorosa, la discrepancia con el tópico: en tiempos de crisis y tribulación es cuando hay que hacer más mudanza. Ya mismo.