Por EVARISTO FERNÁNDEZ DE VEGA
El sábado asistí a unas interesantes jornadas en el seminario de Badajoz. Trataban de poner de relieve el papel que desempeñan los católicos en la sociedad actual, haciendo especial hincapié en su contribución caritativa.
En este congreso de ‘Católicos y vida pública’ se escucharon testimonios tan apasionantes como el de Antonia Nieto, una maestra jubilada que ha dedicado toda su vida a los centros de promoción de la mujer. Directa y divertida, esta militante de la HOAC no dejó indiferente al auditorio cuando confesó que se siente orgullosa de pertenecer a Comisiones Obreras. «Yo los respeto y ellos me respetan», dijo.
En un registro distinto sonó el testimonio de José Antonio Rosas, que además de trabajar como psicólogo en el colegio de los maristas, capitanea un grupo de apoyo a niños enfermos de cáncer. Rosas puso los pelos de punta cuando recordó el inesperado fallecimiento de uno de los pequeños. No es habitual escuchar hablar de la muerte de una forma tan abierta, pero su manera de abordar esta dura realidad sirvió de acicate para quienes se plantean hacer un voluntariado social.
Las confesiones de Antonia Nieto y el testimonio de José Antonio Rosas sólo fueron dos pinceladas en el óleo que pintaron los invitados a unas jornadas que hablaron de banca ética, economía de comunión y caridad con los excluidos, unas jornadas que harán mucho bien a todos los que asistimos.