Bueno, aquí estoy. Nunca pensé que me haría un blog, pero visto que aquí estoy un poco sola y que todos los cambios respecto a nuestra zona de confort, son difíciles, me he decidido a escribir tal y como hacía de adolescente, con mis cuatro diarios a mis espaldas, después de 12 años y vuelvo a escribir, pero ahora ya no en papel, ahora las cosas han cambiado…

Desde que decidí emprender mi aventura como voluntaria europea, no era consciente de lo que realmente iba a hacer, sólo sabía que en España las cosas no iban bien, y que mi currículum allí no valía nada y ¡bueno! en Suecia parece que les gusté, que algo vieron en mí y entre muchas personas decidieron que fuera yo la elegida. Así, sin pensármelo ni un minuto, acepté.

Quedaban ocho meses para venir desde que me dieron la noticia y a medida que se iba acercando el día parecía más consciente de lo que iba a hacer, aunque bueno, hasta que no aterricé en Copenhague, no me di cuenta del paso que acababa de dar. Aterricé y quedaban dos horas para que viniera mi compañero; un chico turco al cual tenía que esperar para irnos juntos en tren a Suecia.

En esas dos horas en el aeropuerto ya pude sentir la soledad. Estaba rodeada de gente que no hablaba mi idioma, ¡personas muy grandes y rubias! aunque no paraban de llegar también personas de diferentes nacionalidades de todo el mundo.  Y por fin llego Mehmet… Fuimos juntos a coger el primer tren hacia Alvesta, donde teníamos que hacer transbordo, y sí, lo hicimos, aunque casi se nos va el tren porque pensábamos que era en otro lado. Después de treinta minutos en el tren destino a Kalmar, el tren se paró y no paraba de hablar un hombre de una manera muy rara por el altavoz. Ese hombre hablaba en sueco, el idioma que tenía que aprender en unos meses, era la primera vez que lo escuchaba y pensé…”¡esto es más complicado que el chino!”  Lo que pasaba es que el tren se había averiado y nos quedamos parados una hora, así que llegamos a Kalmar con retraso. ¡Estábamos muertos ! pero allí nos esperaba María…

María es una de nuestras coordinadoras, y ¡es una de las mujeres más felices que he conocido nunca ! Nos llevó a comer una hamburguesa y allí, en la hamburguesería, empecé a notar que me había venido a un país diferente, pero que muy diferente al mío…

Mis primeras fotos de Suecia:: CARMEN MERINO

En la barra había tres parejas de novios a cada cual más juntos, besándose y abrazándose delante de todos. Fui al baño y de camino me encontré una zona donde se tiraba la basura, y había por lo menos diez compartimentos diferentes para reciclar. En el baño ¡todo me parecía de una modernura exagerada! tanto, que reconozco que no sabía como funcionaba el grifo.

Comimos una hamburguesa, ¡estábamos hambrientos ! y nos pusimos rumbo a Oskarshamn. María condujo setenta kilómetros sin dejar de ser simpática y amable con nosotros a pesar de que estaba muy enferma, constipada y con fiebre.

Llegamos a Oskarshamn y nos acompañó a nuestra nueva casa. Al entrar  todo me pareció maravilloso…La casa estaba toda amueblada del Ikea, claro, pero todo a estrenar y no faltaban detalles. ¡Teníamos de todo ! Fue una sensación que me encantó; la casa donde iba a estar un año me gustaba muchísimo…

Me descargué un programa de radio sobre los misterios de la crisis pues ¡me encanta todo lo que tenga que ver con misterios!  y así conseguí dormir, muy profundamente, sin ser consciente del todo todavía dónde estaba ni qué hacía aquí…

Estaba feliz, y dormí…

Enviado desde Oskarshamn.