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Fco. Javier M. Romagueras

Catalana con Jamón

Wenceslao Mohedas, un “extremelán” de Jaraicejo, apasionado por la poesía y los idiomas

Yo soy un “extremelán”;

mis dos hijos, “catameños”;

si ayer del sur, hoy norteños

para ganar pez y pan.

Esta es la primera estrofa del poema Yo soy un extremelán, escrito por Wenceslao Mohedas Ramos, actual vocal de cultura del Hogar Extremeño de Barcelona, lugar en el que me recibe amablemente un sábado por la mañana para charlar un rato sobre su vida, sus intereses y aficiones, y sus muchos años de residencia en Catalunya. Nacido en 1946 en Jaraicejo (Cáceres), se declara poeta de estío, no de hastío, y enamorado de las lenguas latinas. Atribuye un cierto carácter premonitorio a que en 1971, en plena dictadura franquista, cursando sus estudios universitarios en Salamanca, tuviera la oportunidad de hacer un curso de catalán.

Wenceslao Mohedas en la sede del Hogar Extremeño de Barcelona

Detrás de sus modales afables y de su hablar pausado, en el que por momentos parece detener su discurso a la búsqueda exacta de la palabra que dé el sentido justo a lo que quiere decir, se trasluce una personalidad inquieta, en permanente búsqueda del enriquecimiento cultural, personal y colectivo. Muestra de ello, además de su actividad asociativa en el Hogar Extremeño de Barcelona, son los dos blogs que mantiene activos, uno con su nombre y otro titulado Poeta de Extremadura, así como una activa presencia en las redes sociales, sobre todo en Facebook.

Wenceslao, además del español y del catalán, habla francés, italiano y cursó estudios de latín, griego, rumano y entiende el gallego y el  portugués. Tras acabar la carrera y hacer la mili, recaló un año en Suiza, en Lausana, entre 1973 y 1974, lo que le permitió profundizar su conocimiento idiomático y le permitió entrar en contacto directo con la emigración extremeña en particular y española en general. De ahí que los poemas a los emigrantes extremeños sean abundantes y recurrentes. Más allá del lenguaje académico y literario, siempre le ha gustado el habla cotidiana, aquella que te llega a través del contacto directo con la gente.

En 1974 se traslada a Barcelona, siguiendo a la que entonces era su novia y hoy es su mujer, Pastora Montero Montero, que ejercía de maestra en un colegio que la congregación del Sagrado Corazón de Jesús de Trujillo había abierto en la ciudad condal. Wenceslao se incorpora como profesor de lenguas románicas en el colegio concertado Institución Escolar Santa Rosa, en Santa Coloma de Gramenet, en el que permanecerá 27 años, hasta su cierre en 2001. De allí pasó al colegio Montessori, de L’Hospitalet de Llobregat, hasta el año de su jubilación, en 2011.

Alterna las tareas docentes en la enseñanza de las lenguas  y las tareas líricas, cultivando la composición de versos. Ha obtenido una prolífica cosecha de premios : Primer premio varios años consecutivos en su pueblo natal (Jaraicejo), dos años consecutivos el primer premio “Martes Mayor” de Plasencia (1982 y 1983), Mención Honorífica en el concurso hispanoamericano “Luis Chamizo” de Zaragoza; dos años consecutivos primer premio “José de Espronceda” de Barcelona (1993 y 1994) , etc.

Aunque nunca había pensado en acabar en Catalunya, siempre había tenido la idea de estar en mi tierra, entre mi gente –me dice- aportándoles culturalmente lo que hubiera podido, lo cierto es que aquí he estado muy a gusto. Tanto mi mujer como yo, nos sentimos totalmente adaptados y mis hijos, uno  nacido aquí y otro en Cáceres, son lo que yo denomino como “catameños”. Sin menoscabo del amor que sentimos por Catalunya, también tengo que decir que nunca hemos roto el cordón umbilical con nuestra tierra materna, con Extremadura, a la que voy tres veces al año. Estoy convencido de que se puede ser fuertemente regionalista, con un sentimiento plenamente arraigado en la tierra, y a la vez ser cosmopolita, con una gran amplitud de miras.

Una de sus grandes preocupaciones personales es la, a su juicio, secular falta de identidad y la desunión de los extremeños, aspectos que ha plasmado más de una vez en sus obras literarias, con los consabidos sinsabores que eso suele producir. Pero considera que esa falta de identidad y desunión está cambiando en la actualidad.

PASIÓN POÉTICA

Wenceslao, como vocal de cultura del Hogar Extremeño de Barcelona, es uno de los impulsores del Aula Literaria Luis Chamizo. Como él mismo explica, el “Aula” es un grupo muy abierto y heterogéneo de personas, que tienen en común su amor a la poesía. Somos unos veintitantos miembros, entre extremeños, andaluces y catalanes, que nos reunimos sistemáticamente todos los jueves, a las ocho de la noche, para realizar lecturas poéticas, en español y en catalán, tanto de obras de autores conocidos y reconocidos, españoles e hispanoamericanos, como de nuestras propias creaciones. Aparte de esta cita semanal, el “Aula“  también organiza recitales poéticos trimestrales, abiertos a todos los socios y al público en general, presentaciones de libros y sesiones de homenaje a autores extremeños, como el dedicado a Carolina Coronado, o españoles, como Miguel Hernández. Asimismo su actividad se extiende más allá de la propia sede del Hogar Extremeño de Barcelona, participando activamente en la Festa Major del barcelonés barrio de la Dreta de l’Eixample, o en distintos actos y certámenes que tienen lugar en distintas localidades del entorno metropolitano.

El activismo cultural de Wenceslao le llevó también a ser uno de los promotores, en 1993, del grupo “La Gavilla”. El objetivo que teníamos –me comenta- era el de aunar inquietudes literarias, sobre todo poéticas, de gente emigrante. Nos reunimos un buen grupo de personas, unos con más nivel literario, otros más populares, que itinerábamos por buena parte de Catalunya, reuniéndonos en Mollet, en Manresa, en Terrassa, etc. El grupo pervivió durante 2 ó 3 años.

Además de innumerables poemas sueltos, dedicados a los más variados temas, pero siempre con un fondo de tipo social, ha publicado hasta la fecha tres libros:  Despierta, Extremadura, de tu sueño (1984), Desde mi ausencia extrema y dura (1991) y Ramos de rimas (1999). Ahora mismo tiene un cuarto libro inédito, Cosecha lírica, que está intentando autoeditar pero, como él mismo reconoce, son malos tiempos para la lírica y para la economía.

En este punto, sí que aparece una cierta queja respecto al trato institucional que reciben los escritores extremeños de Catalunya, a la hora de publicar, por ejemplo, respecto a los autores extremeños que residen en Madrid: sentimos un cierto sentimiento de abandono, de desamparo, de desarraigo literario.  Se nos olvida en antologías de poesía extremeña…

EL IMPULSO AUTONÓMICO

Wenceslao dice estar al corriente del devenir extremeño actual y sentirse implicado en el mismo. Los extremeños que estamos aquí, en Catalunya, por lo que yo conozco, no tenemos mayoritariamente un sentimiento de ruptura con nuestra tierra. Nos sentimos partícipes de su día a día, aunque estemos en la distancia. Yo, personalmente, tengo un fuerte sentimiento de pertenencia a Extremadura.

Hoy en día Extremadura tiene, en su opinión, una imagen positiva, de progreso, de mejora, que atribuye al proceso autonómico, que considera que ha sido muy beneficioso. Cree que a la hora de buscar culpables de la histórica situación de atraso que ha vivido la región, habría que buscarlos más en Madrid que en cualquier otro sitio. Madrid, por referirse así a las clases dominantes y económicamente pudientes de la capital, tenía a Extremadura como una finca para sus caprichos (cotos de caza, diversiones campestres, bucólicas), de la que se llevaban todas sus riquezas. Afortunadamente eso ha cambiado y, gracias a nuestra capacidad de gobernarnos a nosotros mismos, hemos dado un importantísimo salto adelante en dos o tres décadas.

La conversación con Wenceslao toca a su fin. Para el final una última reflexión de este extremelán o catameño sobre su tierra de residencia, Catalunya: se trata de un país muy acogedor, altruista y solidario, a pesar de los políticos. Muy buena gente.

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