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Catatumbo, la electricidad al acecho

 

Las descargas eléctricas no son simples exhibiciones de fuerza por parte de la naturaleza, por muy impresionantes que resulten, sobre todo para quien se encuentre próximo a ellas, sino que son el resultado de la búsqueda del equilibrio eléctrico entre las nubes, el suelo y la atmósfera de su entorno. El camino preparatorio de la descarga entre una nube y la tierra, o entre dos nubes, comienza dentro de las propias nubes de tormenta; con chorros de cargas negativas (electrones), que saliendo de la zona negativa (centro-inferior) de la nube se van acercando hacia tierra o hacia la zona positiva (superior) de otra nube, dando lugar a la llamada guía escalonada, que va trazando potenciales caminos de descarga.

En el caso de descargas nube-suelo, en el suelo, bajo la nube, se ha producido la acumulación de cargas positivas (iones), que han sido atraídas por las negativas de la base de la nube. Se sabe que en las nubes de tormenta la parte superior posee cargas positivas, mientras que en la parte central e inferior de la nube predominan las cargas negativas, con lo que la nube tomaría forma de “dipolo eléctrico”. Pero, frecuentemente se presenta también un pequeño centro, con cargas positivas, en la base de la nube, pasando por tanto a formarse un “tripolo eléctrico”.

Desde la tierra, las cargas positivas intentan también cerrar el circuito eléctrico, alzándose hacia la nube, dando lugar a las sondas de conexión que van subiendo, aunque con mucha más lentitud y “torpeza” que las cargas negativas que están bajando.

Cuando la guía descendente enlaza con la sonda ascendente, tiene lugar el contacto y se produce la primera descarga de retorno, que va de suelo a nube, descarga que es mucho más potente, intensa y brillante que los tramos en zigzag descendentes. Posteriormente se repetirán varias réplicas, descendiendo de nube a suelo las cargas negativas y ascendiendo de suelo a nube las positivas, continuando el proceso hasta quedar neutralizadas las cargas.

Ahora bien, cuando las circunstancias del entorno hacen que la carga eléctrica de las nubes presentes se regenere y mantenga, prácticamente continua, entonces el proceso de descarga se hace también prácticamente continuo, dando lugar a tormentas eléctricas recargadas y reiteradas, cuya duración puede llegar a ser de varias horas. Estos casos no son inusuales, dentro de ciertos límites, pero los que sí resultan extraordinarios son los casos como el que ocurre en Catatumbo (Venezuela)

 

Catatumbo es un rincón de Venezuela donde caen nada menos que 1,6 millones de rayos por año; tras las investigaciones del porqué Catatumbo es un punto con tanta actividad de descargas eléctrica, se ha llegado a la conclusión de que los vientos cálidos y húmedos en niveles bajos, próximos al suelo, procedentes del Mar Caribe y la presencia de los Andes y las sierras de Perijá que rodean al lago Maracaibo, crean condiciones ideales para recargar las tormentas eléctricas, especialmente en la zona suroccidental de la cuenca del lago. Las altas montañas pueden conducir al desarrollo y la persistencia de grandes nubes, que se recargan cuando los vientos sostenidos aportan más y más humedad a la zona.

El origen de este fenómeno está en el efecto orográfico de estas cordilleras que encierran y frenan a los vientos del noreste produciéndose nubes de gran desarrollo vertical, concentradas principalmente en la cuenca del río Catatumbo. Este fenómeno es muy fácil de ver desde cientos de kilómetros de distancia, es decir, desde el propio lago por lo que también se conoce el fenómeno como el Faro de Maracaibo, ya que las embarcaciones que surcaban la zona podían navegar durante la noche sin problemas en la época de la navegación a vela.

Este singular fenómeno meteorológico consiste en una sucesión de tormentas, casi continuas, con abundantes descargas nube-nube, nube-tierra y viceversa, formando un arco voltaico semipermanente a media altura de la zona de desarrollo de las nubes de tormenta, a unos cinco kilómetros sobre el terreno, con una gran carga eléctrica que se mantiene “al acecho” sobre los cielos del Estado de Zulia, en Venezuela, estimándose que se producen descargas eléctricas sobre la desembocadura del rio Catatumbo entre 240 y 260 noches al año, con flashes de sus relámpagos que pueden verse durante 7 o 10 horas cada noche, lo que supone una actividad eléctrica en su atmósfera muy por encima de lo normal en el resto del planeta.

El estatus de Catatumbo como capital de las tormentas eléctricas del mundo fue reconocido oficialmente en enero de 2014, cuando fue incluido en el Libro Guinness de los Récords como el lugar con más alta concentración de relámpagosen el mundo,estimados en 250 por kilómetro cuadrado al año. El récord anterior lo tenía la región de Kifuka, en la República Democrática de Congo, con 152 relámpagos por kilómetro cuadrado al año.

 

Al fenómeno constituido por todos los relámpagos que se producen en aquella zona, considerado como el conjunto de tormentas eléctricas que ocurren a lo largo del año en toda la cuenca del Lago de Maracaibo, lo que supone un número global del orden de 250 por kilómetro cuadrado, se le denomina “Relámpago del Catatumbo”, porque avistándose desde lejos las distintas tormentas y sus descargas parecen ser una sola, tendiendo a situarse con mayor frecuencia cerca de la desembocadura del río Catatumbo, en el suroeste del Lago. Como decíamos antes, al fenómeno se le denomina “Relámpago de Catatumbo”, si bien ocasionalmente se les suele denominar también “Faro de Maracaibo”, dado que su permanencia en la zona ha servido de guía a navegantes, pescadores y viajeros.

Hace aproximadamente unos 500 años que existen referencias a estas descargas, observándose la ocurrencia de este fenómeno electro-atmosférico de características singulares, y desde hace ya algunos decenios, la observación satelital y el estudio detallado de las condiciones del contorno, ha permitido poner en marcha modelos de predicción a medio y largo plazo, orientados a la explotación del fenómeno como atracción turística, a lo largo de una extensa zona de la costa suroeste del Lago de Maracaibo.

Adolfo Marroquín Santoña

 

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Sobre el autor

Adolfo Marroquín, Doctor en Física, Geofísico, Ingeniero Técnico Industrial, Meteorólogo, Climatólogo, y desde 1965 huésped de Extremadura, una tierra magnífica, cuna y hogar de gente fantástica, donde he enseñado y he aprendido muchas cosas, he publicado numerosos artículos, impartido conferencias y dado clases a alumnos de todo tipo y nivel, desde el bachillerato hasta el doctorado. Desde este blog, trataré de contar curiosidades científicas, sobre el clima y sus cambios, la naturaleza, el medio ambiente, etc., de la forma más fácil y clara que me sea posible.


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