Me llamo Rafael Antonio Molina Fernández, nacido el 6 de marzo de 1956 en San Miguel de Salinas, Alicante.
Soy del segundo llamamiento de 1977. Para los que no sepan como se hacía el servicio militar hace unos años, les comento: Se entraba en quinta a los 20 años y al año siguiente se incorporaba a filas, con 21 años cumplidos. En esa época había cuatro remplazos: Enero, abril, julio y octubre.
El segundo fin de semana de marzo de 1976 hicimos todos los del pueblo que nos incorporábamos el año siguiente a filas una cena de quintos, después nos fuimos de jarana por el pueblo dando la lata a los vecinos hasta altas horas de la noche. Al día siguiente fuimos al Ayuntamiento donde el médico y el secretario nos hicieron la ficha de mozo de remplazo.
El día 4 de abril de 1977 (lunes) me presenté en la caja 331, en el cuartel de San Fernando en Alicante, y junto con todos los que se incorporaban de toda la provincia al CIR nº 3 de Cáceres, nos subimos al tren sobre las ocho de la tarde y al día siguiente llegamos a Cáceres. Allí nos asignaron una compañía y un número. A mí me tocó el 103 de la 9ª compañía, al día siguiente nos llevaron al centro para darnos el uniforme. Poco después nos hicieron unos test para conductores, yo no lo pasé y me mandaron a la 11ª compañía con el número 40. Los compañeros con los que mejor me llevaba eran: Pedro Puche Guardiola, de Villena; Fernando Pico Ramos, de Jijona; y Salvador Pedro Salva, de Gata de Gorgos. Hicimos una buena amistad. Los mandos eran muy buenos.
Del CIR nº 3 tengo muy buenos recuerdos, pues en allí conocí a grandes personas y a buenos amigos. Mi paso por el CIR fue agradable. Me ocurrió lo que solía pasar… los amigos que habían hecho la mili anteriormente te contaban historias para meterte miedo y cuando llegas allí, no es verdad: Era una vida llena de camaradería, complicidad y amistad.
Después de la jura, el jueves 9 de junio de 1997, nos destinaron a diferentes cuarteles y ya nos perdimos el rastro. A mí me destinaron a la Academia de Sanidad Militar de Carabanchel Bajo, en Madrid, junto al Hospital Militar Gómez Ulla. Fue el lunes 13 de junio de 1977, dos días antes de las primeras elecciones generales, estuvimos acuartelados y con miedo por lo que pudiera pasar; pero, por fortuna, no pasó nada.
Éramos una compañía de servicio para los cadetes médicos; pues al ser una academia, eran alféreces y salían con el empleo de tenientes. Yo era cocinero y me llevaron a la cocina de tropa.
Recuerdo que una noche estaba de guardia un soldado en la garita del polvorín, cuando llamó al cuerpo de guardia diciendo que había gente por los alrededores, hizo el alto y no le contestaron, por lo que cargó el Cetme y disparó, saliendo corriendo tres personas de un coche. Ese soldado era el cantante Ramoncín, ‘El rey del pollo frito’, que es como se le conocía en esos años. En la cartilla, donde se ponía ‘valor: se le supone’, a él le pusieron otra cosa.
En el remplazo de octubre llegó uno de Algeciras que era afeminado (el teniente le decía ‘maricón’). Era muy simpático, alegre y bailaba muy bien flamenco. Un día el teniente le dijo si podía bailar algo para nosotros; enseguida se quitó las botas, se subió en una mesa y se puso a bailar de tal manera que nos dejó a todos pasmados. Desde ese día el teniente ya no se metió más con él. Por Navidad el teniente nos dedicó unos versos, pero dichos con el acento de su tierra (era extremeño) que nos gustaron mucho.
En fin, esto fue a grandes rasgos parte de mi mili. No pasó nada extraordinario; pero, eso sí, lo pasé bien, bien… pero bien. Yo ganaba más dinero que los cabos 1º, ellos ganaban 1.700 pesetas y yo 3.300 por estar rebajado de rancho.
(Rafael Antonio Molina es moderador del CIR nº 3 de Cáceres en la página web www.amigosdelamili.com en la cual hay apuntados casi 200 soldados que pasaron por este centro)