Mariano Rajoy nos ha vendido que se ha visto obligado a tomar «dolorosas» medidas por culpa de la herencia recibida. No tenía otra salida para recuperar la confianza de los mercados. Sin embargo, la crisis ha sido su coartada perfecta para poner en práctica una concepción antiigualitaria de la sociedad que está en el ADN de la derecha, y, por tanto, comparte Merkel, y que nuestro presidente dejó clara en dos artículos publicados en 1983 y 1984 en ‘El Faro de Vigo’.
En el primero comenta ‘La desigualdad humana’, de Luis Moure Mariño, «apasionante» libro que «constituye una prueba irrefutable de la falsedad de que todo los hombres son iguales». Escribe don Mariano que «la desigualdad natural del hombre viene escrita en su código genético, en donde se halla la raíz de todas las desigualdades humanas». Por eso, concluye que todos los modelos, «desde el comunismo radical hasta el socialismo atenuado», que predican la igualdad de riquezas y establecen para ello normas «son radicalmente contrarios a la esencia misma del hombre, a su afán de superación y progreso» porque «suprimen el natural instinto del hombre a desigualarse, que es el que ha enriquecido al mundo».
En el segundo nos descubre «otro libro no menos magistral», ‘La envidia igualitaria’, de Gonzalo Fernández de la Mora, que demuestra «el error» de quienes sostienen que todos los hombres son iguales y tratan de suprimir las desigualdades. Insiste Rajoy en que no solo la igualdad biológica no es posible, sino tampoco la social, la del poder político, la de oportunidades…, «ni siquiera la económica». Satisfacer la envidia igualitaria, es, a su juicio, lo que buscan quienes aumentan la participación estatal en la economía, arrebatan con una fiscalidad creciente y progresiva a la inversión privada fracciones cada vez mayores de sus ahorros e insisten en aproximar salarios.
A la luz de estos sofismas, entenderán mejor la reforma laboral, las ayudas a la banca, la subida del IVA, la amnistía fiscal, la intención de permitir la segregación por sexos en las aulas, los tijeretazos en educación, sanidad y prestaciones por desempleo, la retirada de la tarjeta sanitaria a los sin papeles… Todo ello perjudica al débil y recorta derechos sociales, que «tienden a hacer menos grande la desigualdad entre quien tiene y no tiene», como dice Norberto Bobbio.
Pero insisto, Rajoy actúa como lo que es: un hombre de derechas. Pues la mejor manera de distinguir la derecha de la izquierda es apreciar su actitud ante el ideal de igualdad, en especial ante la material: la primera es más igualitaria y la segunda más desigualitaria, como explica Bobbio. El politólogo italiano pone un ejemplo en una entrevista que ‘El País’ publicó el 25 de febrero de 1995: «El Gobierno debe encontrar algunas decenas de miles de millones para equilibrar las cuentas del Estado. Si estos millones son sacados prevalentemente de los bolsillos de los trabajadores, la operación será de derechas; si salen de las cajas de los ricos, será de izquierda. Los que niegan la distinción son generalmente gente de derecha. ‘Ni izquierda ni derecha porque estamos todos en la misma barca’, dicen. Pero, casi siempre, los que lo dicen están en el puente de mando».
(Publicado en el diario HOY el 9/8/2012)