>

Blogs

Escribir una carta

Aunque uno nunca ha aparecido en el blog de HOY ‘Dices tú de mili’ que coordina el periodista Sergio Lorenzo, a mí me tocó también dedicar al servicio militar casi año y medio de vida en el Campamento Santa Ana y en el Cuartel Infanta Isabel de Cáceres. Pero no teman, no les voy a contar ahora mis ‘batallitas’. Esta vez quiero hablar de la gente que escribe cartas y las recibe, es decir, hablar un poco de todos, porque ¿quién no ha escrito y a la vez aguardado, impaciente, la respuesta a una carta?
Recuerdo que durante la mili me llenaba de melancolía ver cómo los reclutas y los veteranos que no tenían pase ‘pernocta’ (para dormir fuera del cuartel) por ser de otra ciudad o de otra provincia, dedicaban muchas horas a escribir interminables cartas a la familia: a los padres, a la novia, a la hermana, a los amigos… Pocos momentos también de más alborozo, de más íntima alegría que el instante luminoso en que el soldado de la estafeta de Correos pronunciaba tu nombre y te entregaba la carta. Unas misivas que encerraban en aquellos renglones irregulares y a veces salpicados de faltas de ortografía, la justa medida sin embargo del universo más propio, más cálido y más insustituible.
Me he remontado a esos años porque todavía no existían Internet ni las redes sociales. Disputada la batalla entre ‘apocalípticos’ e ‘integrados’ sin que nadie sepa a ciencia cierta de qué bando se cuentan más cadáveres (digitales) en el campo de batalla, la verdad es que las cartas en el sentido de mensajes postales, con franqueo, etcétera, prácticamente han desaparecido, pero lo que es escribir, cada día se escribe más. Miren a su alrededor. Mensajes de teléfono, de wasap, comentarios en foros, chats, blogs, páginas webs, redes sociales, noticias de los medios digitales en los que se ha habilitado la posibilidad de hacer comentarios… Algunos escriben más que ‘el Tostado’.
Así que el temor ‘apocalíptico’ de que la gente se olvidaría de escribir, nada de nada. Otra cosa es la calidad de lo que se escribe. Aunque supongo que quien teclea generalmente no lo hace para participar en un concurso, sino para comunicarse; es decir, igual que el recluta en la mili, y con el mismo objetivo que buscaban quienes respondían a esas cartas. «Esta te escribo. Espero que al recibo de la presente…».
A mí me parece que Internet ha traído cosas buenas y otras malas. La buena es que facilitó a gente que no tenía acceso a determinados ‘recursos lingüísticos’ la ayuda de instrumentos como el corrector de textos, el diccionario electrónico o un repertorio de cartas y mensajes amazónico. Con Internet en casa, el que no escribe es porque no quiere. La cosa mala es que se ha estandarizado y empobrecido el lenguaje escrito. Apoteosis del tópico y pérdida de matices. Escribir como el que hace churros. La salida humorística de Bernard Shaw cuando dijo: «No sé por qué no iba a haber una máquina que escribiese cartas de amor. ¿Acaso no son todas iguales?» cobra hoy todo su sentido no por lo que revela de escepticismo respecto a la literatura amorosa sino por lo que tiene de visionario. Ya no es ciencia ficción.

Juan Domingo Fernández

Sobre el autor

Blog personal del periodista Juan Domingo Fernández


junio 2014
MTWTFSS
      1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
30