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Enrique Falcó

ENRIQUE FALCÓ

Millán Salcedo; en sus 13

 

Enrique Falcó. Un tío con sentido del humor

Por más veces que he visto esta imagen no hay manera... sigo partiéndome! DIGAMELÓN!

Por más veces que he visto esta imagen no hay manera... sigo partiéndome! DIGAMELÓN!

Ya me conocen. Cuando algo me apasiona, como por ejemplo Tintín o Los Beatles, no soy de los que se conforman con el envoltorio. Ustedes ya me entienden. Siempre busco algo más, y me preocupo por saber de los artistas, de sus gustos, sus influencias, y de conocer los aspectos importantes de su vida que han podido influir en su obra. El saber no solo no ocupa lugar, sino que enriquece aun más esas pequeñas cosas que te vuelven loco.

La música, la literatura, el cine, Internet o la propia televisión han transformado mi manera de entender y enfrentarme a la vida. Pero existe una de ellas, de las que ya les hablé hace años, que se me antoja insustituible en esa imposible utopía que supone la consecución de la felicidad. Me refiero naturalmente al sentido del humor.

Desde que fui consciente de pertenecer a este mundo (el mundo mundial que diría mi querido Manolito Gafotas) mantengo la máxima innegable de que el buen humor, además de poseer propiedades curativas, siempre denota aspectos positivos en las grandes personas.

Aquellos afortunados ostentosos de sentido del humor son infinitamente mejores personas que aquellos siesos que se mantienen sin arrugas en la cara a base de no retorcerla nunca de risa. Además, quienes mantienen especial disposición a la risa muestran una inteligencia muy superior a la media de mortales, y no me extraña.

Uno de los número que recuerdo con más cariño

No puedo evitar referirme brevemente en estas líneas a grandes genios del humor. Por ejemplo al gran Gila: “Había un tío en la calle tumbado, como dormido, pero como hacía tres días que no se levantaba llamamos al forense, que no era médico ni nada, tenía un Ford, y le llamábamos el forense”.

Inolvidables también los “Monty Phython” (considero “La Vida de Brian” la mejor película de la historia). El genial humorista Quino ha conseguido que nombres como Libertad, Susanita, Felipe, Manolito o Guille se pronuncien tal cual sin apellidos y que todos sepan que nos referimos al Universo Mafalda. Otros grandes genios que me han hecho llorar de la risa son “Faemino y Cansado“. Aun me parto recordando la primera vez que hicieron lo de: “Pareces un águila. -¿Por la pose? – No… por las uñas de los pies que parecen mejillones”. ¡Chiquito de la Calzada! ¡Qué grande! Tantos años después seguimos recurriendo al nuevo lenguaje que creó para nosotros este pedaso de fistro sexuarl (léase con voz de Chiquito). No me olvido de otros clásico como Benny Hill que tanto me hizo reír de pequeño con su reconocible música y las imágenes que avanzaban a toda castaña, o de Maricarmen y sus muñecos, y en menor medida, aunque también me han ofrecido grandes momentos, a cómicos como “Cruz y Raya”, “Los Morancos”, El Señor Barragán, Pepe Viyuela o Pedro Reyes. Sin olvidar a los “chanantes“.

Encanna??? A mi padre casi le da un ataque de la risa aquella nochevieja viendo viva 86

Encanna??? A mi padre casi le da un ataque de la risa aquella nochevieja viendo viva 86

Pero sin duda, los (aunque imitados) inimitables “Martes y 13” figuran en lo más alto de mi particular pódium de honor. Yo ya los conocí como dúo, y al igual que prácticamente toda la sociedad española, desde aquel inolvidable “Viva el 86”. Aquella noche, que cambiaría sus vidas (y la de todos) para siempre, les catapultó al estrellato la parodia de la periodista Encarna Sánchez (lamentablemente siempre en el candelabro que diría la Mazagatos por los morbosos programas rosa) y las famosas empanadillas de Móstoles.

Con los años creo que han tenido actuaciones muy superiores, esa misma noche por ejemplo comenzaron con una divertidísima entrevista de Hermida (Josema) a Gloria Fuertes (Millán), que presentaba su libro “En Usa no se usa la ensaladilla rusa” con tronchantes poemas como “El pájaro pica, el gato maúlla, la araña se escurre por ser tan capulla” (leer con voz de Gloria Fuertes).

Los espasmos de Hermida-Josema eran desternillantes, y Gloria-Millán le increpaba cosas como “Este tío es más raro que un puesto de trabajo” (A día de hoy no ha perdido nada de frescura lamentablemente). Pero lo de las empanadillas fue increíble en su momento. Todos tenemos un padre, una abuela o una tía que casi se mueren de risa aquella noche. Desde entonces “Martes y 13” se convirtieron durante muchos años en los números uno del humor y todos contábamos los días que faltaban para no perdernos su especial de nochevieja que nos pegábamos viendo el resto del año.

 

Tu haces una gira por Soria y te forras hija la gran puta! Ole Paca Ole! Yo tengo una vaca blanca con manchas...

Tu haces una gira por Soria y te forras hija la gran puta! Ole Paca Ole! Yo tengo una vaca blanca con manchas...

De los dos grandísimos humoristas, el menda siempre sintió debilidad por Millán Salcedo, a quien constantemente he tratado de seguir los pasos tras la disolución del dúo. Su primer trabajo, la serie “Ketty no para” fue de lo más interesante, creativo y subrealista que se había emitido hasta entonces. Con “Un Millán de cosas” en Tele 5 nos demostró que había sido algo más que el 50 por ciento de Martes y 13, y dejó para los fans y la historia un fabuloso gag, “La viuda de 13” donde relataba genialmente el porqué de la disolución del famoso dúo. Millán estuvo un tiempo trabajando en el Teatro (Los sobrinos del Capitán Grant), e incluso tuvo tiempo de escribir tres libros, dos de los cuales, “Sufro bucho” y “En mis 13” recomiendo profundamente.

 

Más que nada porque en el primero hay mucho de mí, y fue uno de los libros que me animó a dar el salto y atreverme a escribir para los demás. Tras conseguir un más que discreto éxito con su espectáculo teatral “Yo me subí a un piano verde” ahora se atreve con “De verden cuando” con el que quien suscribe le desea el mayor de los éxitos.

 

Su próximo estreno teatral fue la excusa que utilizó el programa de la ya caduca María Teresa CamposQué tiempo tan feliz” para contar con la presencia de este genio del humor. Pero no nos engañemos, bajo una falsa adulación, la vieja Teresa, a través de momias del mundo del corazón como el desfasado Carlos Ferrando y la impresentable Cristina Fernández, o incluso de ex jovencitas de antaño buen ver y dudosa reputación como Makoke, trataban de tirar de la lengua al bueno de Millán sobre escabrosos asuntos relacionados con Encarna Sánchez y Anita Obregón.

 

Salcedo, un tío con más tablas que el fuerte de los Cliks de Playmóbil y con una inteligencia muy superior al tipo de invitados con el que suele contar el programa, se los merendó con la maestría que otorga llevar más de 40 años en el mundo del espectáculo. El gran Millán Salcedo lo dejó claro. Se mantuvo en sus 13. Absténganse buscadores de morbo. A él solo le interesa agradar al público y hacer “de” reír. “¡Ole Paca ole!”.

 

Millán Salcedo se mantiene en sus 13

 Reconozco que no puedo ser imparcial con Millán Salcedo, y que es a mí me tiene ganado de por vida. Un “fíjate” suyo o un “digamelón” ya consiguen que me despiporre de la risa y me ponga de buen humor para todo el mes.

Me gusta la gente como Salcedo, tíos, como él mismo dice, que se ríen de sí “bisbo”, pues el sentido del humor es el único oxígeno respirable.

Existen quienes parecen desconocer que la boca, además de para soltar sandeces, sirve para sonreír… y para regalar sonrisas. Como diría el genio de Brazatortas: “lo tengo… lo tengo en la punta de la lengua“.

 

Publicado en Diario HOY el 07/10/2012

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