Es tan buena la acogida de ustedes, mis queridos y desocupados lectores, a esta nueva sección, EL LOTO AZUL, que me veo obligado de nuevo a presentarles otra interesante colaboración, esta vez la de mi amigo y compañero Javi Reyes, quien además es el autor del blog “Lo Menos que se Despacha”.
Javi es una buena persona, excelente compañero, y siempre está dispuesto a darme cuartel cuando le pido que me cambie un día, que se pase a recogerme en su coche para llevarme al trabajo o que me invite a una coca cola de la máquina de la sala de descanso cuando no tengo un puñetero duro, que suele ser casi siempre. Javi Reyes fue uno de los primeros que me aconsejó que creara un blog cuando observó que mis colaboraciones en HOY se convertían en regulares, algo a lo que yo me resistía. ¡Lo que son las cosas! Tuvo que ser mi menda quien le animara para que retomara esa afición por su blog que había comenzado muchos años antes, y así, a base de darle la lata, desde Agosto de 2010 se puso manos a la obra y nos ha dejado algunos post hilarantes, interesantes, curiosos, y alguno que otro algo más trascendente. @vegetroy, su nombre en Twitter, fue de los primeros en Badajoz en saber que narices era eso de Internet, (como mi íntimo Adolfo Campini) y conoce muy bien el medio, como podrán adivinar al leer muchos de sus post con La Red como tema principal. El defectillo (o incluso la virtud) de mi amigo es que es excesivamente tranquilo amén de muy perfeccionista, por lo que le cuesta bastante actualizar su blog con regularidad, ya que ha de estar muy convencido del resultado final. Estoy seguro, de que a partir de ahora, animado por muchos de ustedes que se convertirán en seguidores, no tardará tanto en ofrecernos sus post. Quizás, la novela de género fantástico que está terminando le reste gran parte de su tiempo, pero si consigue que algún día vea la luz, por descontado que descubrirán que ha valido la pena el esfuerzo.
NOVATOS
Nadie nace sabiendo.
Esto es un hecho que nadie puede poner en duda. Hay una primera vez para absolutamente todo en esta vida; ya sea para algo tan básico como caminar o hablar, o para algo que requiere años de estudio y esfuerzo como puede ser obtener un doctorado en Matemáticas.
Si bien es cierto que existe el talento no menos cierto es que ese talento sin experiencia no sirve para nada y el primer requisito para tener experiencia es empezar a hacer algo, es decir, ser inexperto, ser aprendiz, partir desde cero.
Es por ello que no entiendo la actitud que la sociedad parece a veces tener con los novatos. En muchos aspectos parece que ser novato es algo insultante y humillante, algo de lo que habría que avergonzase, algo que te hace merecedor de ser tratado como a un paria, lo más bajo de la sociedad.
No es difícil darse cuenta de lo que expongo: basta con coger el coche y observar la actitud de algunos que coinciden en carretera con un conductor que porta la “L” en su luna trasera, también nos vale como ejemplo la contemplación anual de las humillantes novatadas universitarias (no les falta razón a quienes las defienden y lo proclaman como algo gracioso y sin mala fe, pero igualmente no me pueden negar que son humillantes), o de las “bromitas sin maldad” de los currantes veteranos a los recién llegados y mil historias más. Todo parece llevar a parar a lo mismo, es decir, a pensar que soy superior moralmente a otra persona sólo porque ésta sea más inexperta o bisoña (y no contento con eso, además tengo que demostrárselo a ella y a todos los demás).
Sí, de acuerdo, quizá estoy dramatizando demasiado, quizá las novatadas no sean más que un rito iniciático, una parte del proceso de aprendizaje de cómo funciona la vida, algo que te prepara y te curte para los futuros golpetazos que te esperan a lo largo de los años, pero yo no dejo de ver en ello una parte negativa, un castigo, una lacra, un mensaje de que si eres inexperto o novato tienes que pagar un precio por ello, yo no dejo de escuchar nunca frases como “Al nuevo darle caña, que espabile”.
Creo que esta desafección social hacia todo lo que huela a inexperto, a principiante, a aprendiz que la sociedad parece tener puede tener algo que ver con las imágenes que proyectan las películas y series americanas, en las que se ve cómo habitualmente el novato es mirado por encima del hombro, casi aislado del resto hasta que éste se lo curre y se gane el respeto de los veteranos, quienes entonces lo acogen como uno más de ellos.
Es una pena ver cómo en muchos aspectos la gente olvida que ellos también fueron novatos: ellos también llevaron la “L” en sus coches, también fueron nuevos en sus actuales puestos de trabajo, también fueron nuevos en el amor o en el sexo y mil cosas más. Todos hemos sido nuevos alguna vez y hemos cometido pifias y errores como consecuencia de ello, invito a que nunca cometamos el error de olvidarlo ya que considero que menospreciar al que hoy es un novato es perfectamente equiparable a olvidarse de nuestros propios comienzos, a nuestros propios orígenes… a nuestra propia humanidad.
Me despediré recordando a todos que por muchos años que llevemos vivos, por muy amplias y numerosas que sean nuestras experiencias vitales, por muy de vuelta de todo que creamos estar siempre seguimos aprendiendo, siempre somos novatos aunque nos empeñemos en no ser conscientes de ello.